Trabajo y Salud en la Nueva Era

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Con el advenimiento de la micro tecnología, se están produciendo profundos cambios en el mundo industrializado. Muchas más máquinas, cada vez más sofisticadas, tomarán el relevo de los medios de producción. Los problemas del paro actuales cederán su lugar a los problemas del tiempo libre. La educación para el uso correcto y completo del tiempo libre tendrá una importancia primordial. Finalmente, todos los artefactos de nuestra civilización serán producidos por máquinas, liberando de esa manera al hombre para la exploración de su verdadera naturaleza y propósito. Con el tiempo, esas máquinas serán producidas por un acto de voluntad creativo del hombre; hasta el presente, no hemos hecho más que tocar apenas la superficie del potencial de la mente humana.

La necesidad inmediata es la transformación de los procesos de trabajo para liberar, de una actividad mecánica y penosa, a los millones de seres que, actualmente, no conocen otro sentido en su trabajo cotidiano: “Dejadme conduciros hacia un mundo donde nadie carezca de nada; donde cada día sea diferente; donde la alegría de la Fraternidad se manifieste a través de todos los hombres.” (Mensaje de Maitreya, el Instructor del Mundo, Nº 3).

El advenimiento de Maitreya y la aparición de los Maestros de Sabiduría traerán un inmenso sentimiento de alivio y una disminución de la tensión en el mundo. El aumento del bienestar físico y emocional será considerable. Gran parte de las enfermedades actuales del mundo tienen una causa psíquica: los esfuerzos excesivos, las tensiones y los temores inherentes a nuestra sociedad y mundo divididos. Dada una verdadera esperanza para el futuro, el estado general de la humanidad mejorará.

Aparte de esto, se utilizarán nuevos métodos para descubrir las causas de las enfermedades. Los esoteristas han admitido y aceptado como axiomático, desde hace mucho tiempo, la existencia de los planos etéricos de la materia, es decir, una materia más fina que el gas y normalmente invisible. Este será el próximo tema de investigación de nuestros científicos exotéricos. La fotografía Kirlian y el trabajo de Wilhelm Reich ya han mostrado el camino. Se tomará conciencia de que la salud del cuerpo físico depende completamente de su ‘doble’ o ‘contraparte’ etérica. 

Los centros de fuerza (o chakras como se les llama en Oriente), que focalizan el flujo etérico, tienen su equivalente en el plano físico, en las glándulas mayores y menores del sistema endocrino. Apenas empezamos a comprender la importancia que tiene para nuestro bienestar el correcto e interrelacionado funcionamiento del sistema endocrino. Este a su vez, depende del buen funcionamiento del cuerpo etérico vital que lo mantiene.

Las medicinas alternativas, llamadas ‘experimentales’, del presente, que son de hecho muy antiguas, tomarán su lugar junto a los métodos más ortodoxos. Equipos de médicos y sanadores de diferentes disciplinas trabajarán juntos, aportando cada uno sus dones y visiones particulares, para el mayor beneficio del paciente. Los Maestros de Sabiduría son, sin excepción, adeptos en el arte de la curación esotérica, demostrado de una manera tan espectacular por Maitreya en Palestina. Su inspiración y consejos acelerarán el ritmo de la experimentación y del descubrimiento, y llevarán a obtener resultados inimaginables en la actualidad.

Existe, paralela a la humana, otra gran evolución que es la Angélica (o Dévica, como se conoce en Oriente), que tiene mucho que ofrecer y enseñar a la humanidad en lo concerniente a la enfermedad y a su curación. En un futuro no tan lejano, se harán contactos muy reales entre estas dos evoluciones que darán como resultado una gran expansión de conciencia despierta del hombre sobre su verdadera naturaleza y el lugar que ocupa en el esquema de las cosas. Todo este tema es tan profundamente esotérico y recóndito que no podemos aquí más que mencionarlo ligeramente.

Algunas enfermedades como la sífilis, la tuberculosis y el cáncer son endémicas en la humanidad e increíblemente antiguas. Pasará mucho tiempo antes de que el mundo se libere de estos azotes, pero, finalmente, se conseguirá. Y, mientras tanto, se harán enormes progresos en su control y en la atenuación de sus efectos, como es ya el caso de la tuberculosis. La adopción universal de la cremación, como único método higiénico de restitución del cuerpo a la tierra después de la muerte, acelerará este proceso. Durante incontables siglos, a través de la inhumación, las enfermedades del cuerpo físico han sido absorbidas por la tierra para ser reabsorbidas en vegetales y tejidos animales. Esto ha ocurrido durante tanto tiempo que la misma tierra está contaminada.

Uno de los cambios más profundos que se producirá será nuestra manera de enfocar la muerte. El hombre perderá su miedo a la muerte. La humanidad llegará a aceptar y a comprender la ley del renacimiento; que la muerte del cuerpo no es sino una transición hacia un nuevo y más libre estado; que el alma, en su largo viaje en encarnación, toma vehículo tras vehículo para reflejarse en el plano físico. Se perderá el terror a la muerte. Cuando el cuerpo esté viejo y mermado de fuerza, la muerte será acogida con júbilo como la puerta de entrada para la renovación y nuevas experiencias.

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