Nuestra flora intestinal contiene cientos de miles de millones de células.
Se estima que hay hasta 10.000 especies diferentes de bacterias que viven en nuestro intestino. Eso es cerca de diez veces más bacterias que células humanas. Entonces, somos en gran medida la minoría.
Algunas de nuestras bacterias están presentes durante un largo periodo de nuestras vidas, en mayor o menor medida y nos mantienen sanos, tales como lo son los lactobacilos y las bifidobacterias. Otras nos enferman, si tienen la oportunidad, como el Clostridium difficile. Otras son transeúntes, que se transportan en nuestros alimentos y después de una breve estancia se van.
Pero a pesar de las idas y venidas de las bacterias, la ocupación en circunstancias normales es relativamente estable y la población tiene un desarrollo predecible durante la vida (ver: ¿En qué consiste una buena flora intestinal?). ¿Cómo ha evolucionado esta situación? ¿Y por qué nos da hoy en día tantos problemas?.
La evolución y los estilos de vida contemporáneos
El hombre parece haber vivido en su hábitat natural en relativa armonía con bacterias, hongos y levaduras.
¿Qué tenemos para ofrecernos entre nosotros después de todo? El hombre es un ambiente estable, cálido y relativamente protegido donde a las bacterias les encanta permanecer.
A cambio, protegen nuestro medio ambiente interno y han tomado, a lo largo de la evolución, funciones de nuestro cuerpo. Esto también les proporciona un beneficio común a ellas: si vivimos en buen estado de salud, ellas lo hacen también.
El ambiente que tenemos hoy en día, se parece cada vez menos al de aquel tiempo. La vida moderna industrializada se caracteriza por nuevas influencias desde el exterior, incluyendo una dieta inadecuada, la falta de ejercicio, el estrés, los biorritmos alterados y los antibióticos (ver: Cómo alteran los antibióticos nuestra flora intestinal).
Debido a esto, desaparecen, esencialmente nuestros residentes intestinales beneficiosos; el nicho que queda, de esta manera, es ocupado entonces por las bacterias malas .
Factores que cambian la colonización natural del intestino
- Cesárea.
- Ninguna o demasiado breve lactancia.
- La calidad de la colonización a una edad temprana.
- Un exceso de azúcar y la falta de fibras fermentables.
- Los medicamentos como antibióticos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
- El estrés, el agotamiento, el envejecimiento, la enfermedad.
La mayoría de estos factores son característicos de nuestro estilo de vida occidental. La tendencia parece ser: cuanto más alta sea la ¨prosperidad¨, peor es para nuestra flora intestinal. Estudios comparativos de vida de chimpancés, cazadores-recolectores y gente de pueblo, muestran, de hecho, una clara disminución gradual en el número de especies de bacterias beneficiosas
Efectos en la salud
La colonización por bacterias malas en última instancia, tiene una serie de efectos graves para la salud. Sin embargo, los primeros síntomas son tan comunes que muchas personas no los reconocen como síntomas; comienza con trastornos digestivos tales como flatulencia, diarrea o estreñimiento (Brewster, 2013). Esto siempre va acompañado de una capacidad digestiva reducida y la reducción en la absorción de los nutrientes, por lo que no se le proporcionan adecuadamente los nutrientes al cuerpo.
Cuando alguien finalmente acude a visitarle, él o ella no se siente en óptimo estado, pero no sabe por qué. Con el tiempo, los síntomas empeoran y las causas ya no son evidentes para su cliente.
Eso no es difícil de entender: no es común encontrar la causa de padecimientos tales como la depresión o la ansiedad en un intestino problemático.
A menudo, sin embargo, éste es el principal culpable.
Dr. Domingo Pérez León
Instituto Biológico de la Salud
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