El Proyecto Gestacional (PG) comprende la etapa de vida que va desde los 9 meses antes de la concepción hasta los 3 años de vida, aproximadamente.
Durante ese tiempo, el futuro bebé realiza una serie de fidelidades inconscientes a sus ancestros de todas aquellas situaciones de sus vidas que ellos no pudieron sanar. Así, de una manera totalmente involuntaria, y por amor a ellos, decide ocuparse de sanarlas en los cuatro ámbitos que configuran el PG:
- La salud
- La economía
- La realización profesional
- La pareja
Podemos ver las fidelidades establecidas mediante una frase muy utilizada en terapia sistémica, el famoso “YO POR TI”: “Yo por ti, cojo esta enfermedad”, “Yo por ti, repito tus patrones de carencia”, “Yo por ti, repito tus fracasos profesionales”, “Yo por ti, atraigo a parejas que no me aman”. En realidad, lo que subyace bajo todos estas fidelidades es una necesidad de AMOR, puesto que el bebé-niño es pura inocencia y puro amor. Bajo su forma de ver la vida, a través de su “pensamiento mágico”, considera que puede con todas estas cargas que no son suyas. Así, piensa que, al asumirlas, será aceptado y amado por su sistema familiar. En muchas ocasiones, ya de adultos, cuando queremos ser aceptados por un grupo determinado al que queremos pertenecer, estamos dispuestos a lo que sea para formar parte del mismo.
Esto mismo es lo que le sucede al bebé-niño 9 meses antes de su concepción. Y es que el ser humano tiene una necesidad imperiosa de pertenecer: a una familia, a un grupo social, político, religioso… Verse fuera supone un rechazo que es muy difícil de asumir para la mayoría de las personas, puesto que en nuestro ADN figura la programación de “pertenencia a”.
Cuando somos rechazados o excluidos de la familia o de un grupo, se activa una parte de nuestro cerebro encargada de garantizar nuestra supervivencia (hipotálamo), ya que interpreta que nuestra vida está en riesgo y que sin ayuda, sin contacto físico, sin amor, etc., no podremos sobrevivir. Y así es; estudios llevados a cabo con bebés recién nacidos en los que a un grupo de ellos se les suministraba el alimento que necesitaban y al otro sólo mimos, atención y caricias, sin ningún tipo de alimento, arrojó el sorprendente dato de que en el primer grupo de niños fallecieron todos, mientas que en el segundo sobrevivieron todos sin problema. Cabe decir que estudios de estas características, en los que se pone en juego la vida de seres humanos (en este caso niños), resultan poco éticos.
La necesidad del ser humano de recibir amor de los demás, se debe, tal y como he comentado antes, al deseo de pertenencia al clan que todos tenemos activado en nuestro ADN, y tiene su origen en épocas muy remotas (Prehistoria).
De esta forma, todos nos movemos por la vida con el deseo y la esperanza de ser aceptados en distintos grupos, ya sea en la familia, amigos, compañeros de trabajo, grupos religiosos, políticos, deportivos, etc. Hoy en día, se sabe que el peor tipo de bullying que una persona puede sufrir es la de la negación total de su existencia, el hacer que esa persona sea invisible, sin prestarle ningún tipo de atención. A día de hoy, esta forma de bullying ha ocasionado innumerables casos de suicidio.
En la vida, cuando una persona no se proyecta desde su Estado Adulto -lo que implica estar en el presente en todo momento-, se ve envuelta muy a menudo en un triángulo peligroso –e incluso perverso-, desempeñando uno o varios de los papeles siguientes: Perseguidor, Salvador o Víctima. A veces, puede desempeñar más de uno a la vez (Salvador y Víctima; Perseguidor y Víctima).
El Estado Adulto implica vivir desde la madurez, la sinceridad, la valentía, el amor incondicional (“Sí a todo y a todos tal y como son; renuncio a juzgar y a criticar, especialmente a todos aquellos que son o piensan distinto de mí”), de confianza y de respeto mutuo.
Cuando uno adopta el rol de Perseguidor, está en el estado denominado “Padre”. Se trata de una personalidad impositiva, muy moralizante, incapaz de ver otra realidad que no sea la suya propia y que suele criticar a todo y a todos. El Perseguidor suele ser una persona intimidatoria, aunque rara vez lo reconoce. Al contrario, se considera víctima de los demás y suele negar el hecho de que realiza prácticas de acoso y derribo sobre las personas de su entorno. Suele ser “maestro” en verter acusaciones veladas y comentarios descalificadores, así como lanzar indirectas, proporcionar información sesgada y emitir amenazas sutiles.
Por su parte, el Salvador tiene como fin complacer a los demás, “salvarlos”, antes que ocuparse de sí mismo. Así, muestra una preocupación excesiva por los pensamientos y sentimientos de los demás. Piensa que si complace a los demás y se sacrifica por ellos, será una persona amada. Este rol decidimos desempeñarlo todos, sin excepción, en la etapa en la que establecemos nuestras fidelidades a los ancestros en nuestro PG. Por otro lado, muchas personas siguen perpetuándolo en la edad adulta, lo que les ocasiona numerosas consecuencias poco agradables en los cuatro ámbitos de su vida: salud, economía, realización profesional y pareja, además de crear caos y confusión en su entorno familiar.
El Salvador hace lo que sea porque impere la paz en el ambiente; se siente responsable de la felicidad de las personas de su entorno y hace todo lo posible para complacerlas. Es una persona que no tiene vida propia, puesto que pone su vida a la atención, cuidado, servicio y bienestar de los demás, por encima del suyo propio. Es el “mártir”, el abnegado de la sociedad, aunque se ve a sí mismo –de forma totalmente errónea y distorsionada- como uno “héroe”. Este rol es muy común durante la infancia (solemos ponerlo en práctica con alguno de nuestros progenitores: “Papá es malo; yo te salvo, mamá” o “Mamá es mala; yo te salvo, papá”). Sin embargo, debemos prestar especial atención en la etapa adulta y alejarnos de él, ya que, como he señalado antes, no hará sino atraer decepciones, desencantos y desgracias a nuestra vida. Resulta de vital importancia permanecer siempre en nuestro Estado Adulto, que es el verdaderamente equilibrado y sano.
La Víctima suele estar anclada en el pasado, reviviendo y pensando constantemente en acontecimientos o sucesos negativos del pasado; le gusta recrearse en ellos, puesto que obtiene algún beneficio secundario por parte de los demás (atención, sobre todo). Se ve a sí misma como un ser indefenso e inexperto, incapaz de cuidar de sí misma. De esta forma, necesita algún Salvador alrededor y, a su vez, el Salvador necesita a una Víctima para poder sentirse querido, cosa que no va a suceder, puesto que no está en la naturaleza de la Víctima el reconocer todo lo que su/s Salvador/es han hecho por ella. La Víctima tiene siempre otra cara, que es la de “verdugo”; al sentirse víctima, herida, va a buscar siempre venganza.
¿Has representado alguno de estos roles en el pasado? ¿Te identificas en alguno de estos roles a día de hoy?. Todos, absolutamente todos, hemos representado alguno de estos roles en algún momento de nuestra existencia. Lo importante es estar en el momento presente y tomar conciencia de si todavía estamos alojados en la trampa de alguno de ellos, puesto que el situarse dentro de un triángulo Perseguidor – Salvador – Víctima o en una relación de Salvador – Víctima, Perseguidor – Víctima no nos va a aportar nada bueno; al contrario, va a traernos numerosas insatisfacciones y sinsabores.
A lo largo de nuestra vida, es muy importante tomar conciencia de si estamos en nuestro Estado Adulto o si, por el contrario, nos hemos dejado arrastrar por una situación o una persona para jugar este juego perverso, desempeñando alguno de estos tres roles, y salir de ahí lo antes posible. Así, si alguien pretende “empujarnos” hacia este “tablero de juego” nefasto, resulta vital poner límites precisos y alejarse de él.
En el caso del niño, y volviendo con el PG, es muy común que éste desempeñe el rol de Salvador/a con alguno de sus progenitores durante la infancia y, en ocasiones, que lo perpetúe hasta su edad adulta, con las consecuencias poco favorables que tendrá para su vida. Así, niño y adulto se pueden ver inmersos en alguno o en varios de los siguientes PG:
1. Hijo de apoyo: pretende “salvar” a mamá o a papá. Es muy protector y sacrificado con los demás.
2. Mosquetero de la reina (niño – madre) o Mosquetera del rey (niña – padre): percibe que hay un bando o división entre mamá y papá. Se muestra como firme protector y defensor de uno de ellos. Puede desarrollar “complejo de Edipo” o “complejo de Electra”.
3. Bastón de la vejez: su función es cuidar (salvar) a los padres cuando sean mayores. Vive por los demás (especialmente por los padres). No tiene vida propia, puesto que se siente culpable en caso de priorizarse el/ella mismo/misma. Suele vivir cerca de sus padres o con ellos. Rara vez se casa o tiene pareja y, si lo hace, suele separarse pronto.
4. Niño esponja: se trata de un niño muy emocional; absorbe todas las emociones del clan. Es excesivamente empático.
5. Niño basura: solo se cuenta con ellos para lo malo (para resolver los problemas de los padres, sobre todo). Nadie se ocupa de ellos. Pasan totalmente desapercibidos para toda la familia. Suelen vivir situaciones de maltrato, tanto físico como psicológico. Enferman con facilidad.
6. Niño síntoma: somatizan los conflictos de la pareja o de todo el árbol familiar. Siempre están enfermos. De adultos, suelen padecer enfermedades raras.
¿Cuántas personas conocen en tu entorno que siguen ancladas en su edad adulta a uno o varios de estos programas?. ¿Quizá tú mismo o tú misma estás todavía inmersa en alguno o varios de ellos?. Resulta necesario tomar conciencia de donde está situado cada uno y decidir estar en el Estado Adulto, como he remarcado en numerosas ocasiones a lo largo de este artículo, para poder ocuparse de las cuatro áreas de la vida, a la vez que permitimos que los demás se ocupen de la suyas. De esta forma, se consigue reestablecer el orden en el entorno y la familia, pudiendo percibir y experimentar que todo se coloca en su lugar por sí solo, y que la vida empieza a fluir para todos o la gran mayoría.
El PG de toda persona incluye muchos más aspectos. En el curso que lleva por título “Sanación de tu Proyecto Gestacional presente y de vidas pasadas”, abordamos todos ellos a lo largo de dos fines de semana consecutivos, de manera que, una vez finalizado el curso, hayas sanado todas y cada una de sus partes: concepción, gestación, nacimiento y primera infancia (periodo de vida que abarca desde los 0 a los 3 años, aprox., aunque se puede extender hasta los 8 o 9).
Para ello, nos dirigiremos, en todo momento, al origen de todos los “males”: el subconsciente de la persona. Y aquí tendríamos que hablar de los 3 subconscientes que existen:
1. Subconsciente individual: conjunto de creencias que decidimos albergar en nuestra etapa adulta. Aquí incluyo también toda la información de vidas pasadas.
2. Subconsciente familiar: en él se localizan las enfermedades que padeceremos de adultos. También se alojan las creencias de carencia del clan, así como las dificultades laborales y de pareja.
3. Subconsciente social: son todas aquellas creencias compartidas por una gran parte de la sociedad, muchas de las cuales son erróneas o limitantes.
A través del método que creé para sanar una enfermedad terminal, y con el que conseguí modificar la información de estos tres subconscientes (Método CREATUVIDA©), abordamos la sanación de la concepción, la gestación, el tipo de nacimiento y los programas erróneos de la primera infancia.
Durante estos 2 fines de semana consecutivos, vamos a “rodear” y “sitiar” a los tres subconscientes para cambiar y transformar las creencias, emociones y programas erróneos que se localizan en cada uno de ellos. Lo vamos a hacer a través de una técnica que creé para sanar mi propio PG, y que resulta muy sencilla, rápida y eficaz, así como a través del uso de otras técnicas igualmente eficaces.
Vamos a trabajar el ámbito de la SALUD y de las RELACIONES, especialmente la pareja, puesto que el tipo de nacimiento (natural, por fórceps, cesárea, prematuro, programado, etc.) determina numerosos aspectos de nuestra personalidad que nos van a dificultar el tener una relación de pareja sana. Durante el curso, dinamitaremos todos esos aspectos y los transformaremos en otros totalmente sanos y favorables que potencien y favorezcan nuestras relaciones.
Se trata de un curso cuántico, puesto que vamos a ir a todas las líneas espaciales y temporales para sanar esta concepción, gestación, nacimiento y primera infancia, así como las de todas las vidas pasadas.
El curso contiene muchos otros aspectos y sorpresas para los asistentes (12 personas en total por mes y curso). Al trabajar todos estos ámbitos, otras áreas de la vida de la persona, como son la prosperidad económica y la realización profesional, reciben también – a veces de una manera directa y otras indirecta- cierta dosis de sanación.
Dos semanas antes de que dé comienzo el curso, me conecto a la mente supraconsciente de todos los asistentes (12) y comienzo a bajar todas las creencias e información que el grupo necesita, de manera que cada curso es distinto y adaptado siempre a las necesidades de cada grupo.
La mente supraconsciente es la mente divina o cuántica que todos tenemos. Es la mente de la 5ª dimensión, la que nos dice lo que es mejor para cada uno en cada momento. Conectar con ella, es conectar con la sabiduría del Universo y el buen caminar por la vida (seguro y exitoso).
Este curso equivale a 3 años de terapia con cualquier otra técnica existente hoy en día para modificar creencias. Al final del segundo fin de semana, los asistentes se llevan una profunda sanación de su vida presente y de vidas pasadas en el ámbito de la salud y de las relaciones, sobre todo.
Este curso ha tenido varias ediciones en Madrid, Barcelona y Galicia. El 60% de los asistentes han sido médicos y enfermeras de la Seguridad Social que han implementado este método con sus pacientes y han reportado numerosas sanaciones en sus vidas. Además, personas con enfermedades graves, han conseguido sanar con él y otras han visto totalmente modificada y cambiada su vida de pareja y familiar. Cada persona se lleva más o menos beneficio en función de su capacidad de trabajo durante el curso y después de este, puesto que se llevan el método para seguir produciendo transformaciones en sus vidas cuando lo deseen o lo necesiten en el futuro.
Noelia Martínez
Tel. 620722914
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