Falsas creencias de la técnica metamórfica

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“Sed como el arroyo que avanza suave y persistente, limpiando sin forzar nada.”

Esta podría ser la filosofía de la que parte la Técnica Metamórfica: una terapia suave, que trabaja en la etapa prenatal para borrar memorias erróneas que traemos con nosotros y así, poder conectar con nuestro verdadero potencial, siempre sin forzar nada.

Llevo más de veinte años impartiendo cursos y dando terapia y, todavía me sorprendo con las cosas que les cuentan a los alumnos en algunos seminarios que han hecho de metamórfico. En algunos casos ni siquiera han llegado a entender para qué sirve y qué es en realidad esta técnica.

Escribo este artículo para tratar de ayudar a las personas que estén interesadas en aprenderla para que comprendan mucho mejor de qué se trata y puedan trabajar con ella sintiéndose seguros de que lo hacen adecuadamente.

En primer lugar hay que tener presente que es una terapia y como tal debemos aprender a practicarla de la forma más correcta y ordenada posible.

Tardé tres años en comenzar mi andadura como profesora de la Técnica Metamórfica y antes de hacerlo practiqué mucho. Cuando los alumnos de reflexoterapia podal comenzaron a demandarme cursos de metamórfico lo primero que hice fue preguntar a Rosa Casal, mi profesora, si ella consideraba que podía enseñar la terapia. Me dijo que sí y a partir de ahí me puse a trabajar creando unos apuntes claros y revisando muy bien mi propia experiencia como punto de partida.

Las terapias se aprenden para poder trabajar con ellas, por lo que a los alumnos siempre les digo que si en algún momento tienen dudas ante un tratamiento, me pueden llamar y consultarme. Pero para ponerse a enseñar, se deben tener muy claras las cosas para que no se difundan errores que desprestigien esta maravillosa técnica desarrollada en su momento por  Robert St. John que fue su creador y Gastón Saint Pierre que introdujo la parte de Principios Universales. Debemos agradecerles el amor tan grande que pusieron en su trabajo y el legado que nos han dejado.

En el último curso que he impartido, las alumnas me han preguntado si era verdad la información que habían recibido en otros seminarios, ya que yo les estaba desmontando una serie de creencias sobre la técnica que habían aprendido.

Una de ellas me dijo que el instructor le enseñó que no podía practicar la técnica con su hija, que siempre debía ser una persona ajena la que la tratara. Esto no es necesariamente así, llevo mucho tiempo formando a madres que tienen hijos con problemas muy graves para que sean ellas mismas quienes les trabajen, el vínculo que se establece entre ambos es mucho mayor. Después, de vez en cuando, le traen a consulta para que yo le trate. En los casos en que el tratamiento debe hacerse todos los días y ser muy constante, es mucho mejor que sea la madre ya que normalmente no pueden venir hasta mi centro.

Cuando se lo dije a la alumna, le faltó tiempo para comentárselo a su hija. Al día siguiente me contó que la chica nada más saberlo se quitó las zapatillas y los calcetines para que su madre empezara a tratarla.

Otra de mis alumnas me comentó que ella había oído que sólo se podía dar el día del cumpleaños, nada más lejos de la realidad. El día del cumpleaños se puede dar y es un gran regalo ya que entramos en una nueva energía según los años que vamos cumpliendo, además hay personas que llevan muy mal cumplir años así que trabajarles con metamórfico les puede ir muy bien, pero no sólo ese día, muchos más.

También me preguntaron que por qué se decía que un tratamiento duraba nueve sesiones, una por cada mes de gestación. Eso tampoco es así, cada persona tiene su número de sesiones en las que va a resolver sus conflictos, y si se trata de niños con problemas severos derivados de la gestación, el parto, o algún tipo de trisomía la terapia puede durar años. De hecho, llevo un tratamiento con un niño que nació con una trisomía del cromosoma 15, ya ha pasado año y medio y sigue viniendo una vez a la semana excepto en vacaciones.

Otra de las cosas que escucharon es que no se puede dar una vez por semana sino cada quince días. Cuando queremos hacer un tratamiento lo normal es acudir una vez por semana si el proceso que queremos tratar nos está influyendo muy negativamente. Algunas personas, que por cuestión de lejanía o por problemas económicos no han podido venir con esa frecuencia, lo han hecho cada quince días o incluso cada tres semanas. En los niños, sobre todo los bebés, se puede aplicar todos los días pero menos tiempo.

Que la terapia se puede empezar por el pie que queramos y trabajar subiendo y bajando por todo el pie es algo que también me han comentado más de una vez. Mi experiencia me dice que cuando estoy trabajando con el periodo prenatal, es importante comenzar por el pie derecho ya que es el que nos muestra los bloqueos en el momento presente de la persona y en su consciente. Después se pasará al pie izquierdo que es el pasado y el subconsciente. De hecho, si ya he trabajado el “aquí y el ahora” ayudaré a liberar mejor los patrones que pueda tener de su historia anterior y los que ha traído heredados. Este orden sí puede alterarse en casos especiales y en niños.

También es importante ir poco a poco recorriendo los diferentes períodos de gestación reflejados en el pie, porque así, al percibir los bloqueos, sabremos mejor en qué momento pudieron originarse, además, el embrión se desarrolla siguiendo un orden, no lo hace de una forma azarosa.

Por último, también me dijeron que no se podía mezclar con reflexoterapia podal. Puedo aseguraros que no hay ningún problema en ello, yo muchas veces lo hago, divido la sesión en dos partes, la primera es para reflexoterapia y la segunda para metamórfico. Es una buena manera de reforzar ambas técnicas ya que trabajamos no sólo el aspecto físico sino también el emocional. El trabajo anti estrés de reflexoterapia podal que desarrollé hace varios años termina precisamente trabajando los puntos de la terapia metamórfica y puedo asegurar que es impresionante el estado de relajación al que conduce.

Las sesiones suelen transcurrir en silencio, pero en algunas ocasiones hay personas que necesitan hablar, yo no se lo impido, y normalmente cuando pasamos al pie izquierdo (subconsciente) se suelen quedar calladas e incluso dormirse.

Todo lo que he escrito en este artículo no trata de desprestigiar a ningún profesional de metamórfico sino de abriros a una mejor compresión de la técnica y de lo que realmente estáis haciendo, desde mi profundo amor por esta terapia, mi respeto hacia todos y mi experiencia.

Carmen Benito
Licenciada en Biología y Diplomada en Terapias Manuales.
Directora del Centro de Bioestética Carmen Benito
www.carmenbenitobioestetica.com

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