Robert Gagné, psicólogo y pedagogo estadounidense, definió la creatividad como la capacidad de solucionar problemas mediante intuiciones y combinaciones de ideas de diferentes campos del conocimiento. Por su parte, el psicólogo humanista Carl Rogers amplió el concepto de creatividad a la capacidad de generar soluciones originales.
La creatividad es una de las funciones cognoscitivas esenciales del cerebro humano, mediante la cual se asocia, se analizan y se interpretan conocimientos adquiridos para generar nuevas ideas beneficiosas. La creatividad es la capacidad de producir ideas originales y nuevas, tomando como referente el contexto social en el que suceden esas innovaciones.
Sin embargo, son muy pocas las personas que producen algo realmente nuevo y original. Para producir algo realmente nuevo hemos de deshacernos de viejos patrones y creencias y, al mismo tiempo, ser conocedores de lo que existe para no repetir algo similar. Al realizar este proceso creativo estaremos también volviéndonos a crear a nosotros mismos. Para lograrlo, disponemos en la actualidad de la disciplina Neurodanza, que nos permite alcanzar esa meta.
La Neurodanza aplica los avances de la neurociencia cognitiva al movimiento, con lo que se alcanza una mayor neuroplasticidad cerebral a través de movimientos orgánicos y significativos. Precisamente, el potencial de la creatividad trabajado en Neurodanza nos permite el desarrollo de nuestros talentos innatos.
El desarrollo de la creatividad en Neurodanza requiere una aplicación progresiva de las diferentes manifestaciones artísticas con elementos como la arcilla o la pintura y herramientas como la poesía, el canto y el movimiento artístico.
Cada una de estas manifestaciones artísticas se trabajan en cuatro fases que han de ser aplicadas en las sesiones que desarrollan la creatividad de forma específica. Estas fases son la expresión primal, la integración de lo masculino y de lo femenino, la comunicación expresiva y la elaboración creativa.
La expresión primal son movimientos asociados a las primeras manifestaciones creativas que fueron bloqueadas durante la infancia. El sentido de los ejercicios de esta fase es alcanzar la conexión con el niño interior, que todos llevamos dentro, para permitirle que se exprese de modo lúdico y regresemos, de esta manera, a la etapa en la que lo social y la cultura no habían reprimido nuestra creatividad.
La integración de lo masculino y de lo femenino, consiste en conectar con lo femenino y desarrollar esta dimensión a través de movimientos que expresan sensibilidad, receptividad, delicadeza, fluidez, lentitud, ondas e integración, entre otros aspectos.
También es imprescindible conectar con lo masculino y desarrollar sus cualidades con movimientos llenos de presencia, potencia, ímpetu, seguridad, confianza, firmeza, enfoque y decisión, entre otras características.
La comunicación expresiva, consiste en comunicar a través del movimiento las emociones sentidas en conexión con la música. Los ejercicios realizados en esta fase tienen como objetivo el establecer contacto interior con nuestras emociones y sacarlas a la luz, siendo uno mismo y expresando lo que se siente sin interpretar ningún papel, sin máscaras y evitando los gestos histriónicos.
La elaboración creativa, es el colofón de los tres procesos anteriores y consiste en crear una manifestación artística con arcilla, pintura, poesía, canto y movimiento artístico, ofreciéndosela a un compañero o realizándola para uno mismo.
Esta última fase se ha de realizar plasmando lo que se está sintiendo, sin mirar ni pensar en lo que se crea. De este modo, se evita la acción de los mandatos culturales que albergamos en el neocortex, se limita el juicio y se neutraliza la acción de las formas estereotipadas, que harían perder el valor del proceso.
Este proceso creativo en cuatro fases logra que la persona cree algo que nace de su interior, que se recree a sí misma y que adquiera mayor identidad. Así, la manifestación plasmada resulta orgánica y natural, siendo el reflejo de la vida interior, y no el resultado de una mente ajena que tiende a organizar, controlar, juzgar y comparar.
Por tanto, cuando en Neurodanza se hace referencia al desarrollo de la creatividad, no sólo se hace referencia al potencial que nos permite crear algo que sea novedoso o valioso, sino que se apela a la utilización del proceso creativo para re-crearnos a nosotros mismos y dar a luz aspectos nuevos que nos aproximen, poco a poco, a nuestra huella personal y a nuestra verdadera identidad.
Neurodanza no toma al objeto creado como el fin, sino al proceso seguido para llegar a elaborar el objeto. La razón estriba en que es en el proceso donde la persona saca a la luz aspectos nuevos de su identidad.
Los beneficios de la aplicación de las cuatro fases del desarrollo de la creatividad en Neurodanza, mediante ejercicios y músicas apropiadas a cada fase conlleva los siguientes beneficios:
- Desarrollo de las capacidades creativas innatas.
- Aumento de la autoestim
- Mejora de la comunicación.
- Eliminación de los síntomas de angustia, estrés y ansi
- Mejoría de la homeostasis celular.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico.
- Crecimiento de la propia identidad.
- Creación de nuevas redes neuronales (neuroplasticidad cerebral).
Neurodanza es una disciplina que genera cambios y potencia el desarrollo de nuevas habilidades, capacidades y conductas, lo que la convierte en una herramienta de gran utilidad para el mundo académico, el desarrollo personal y el crecimiento profesional.
Javier de la Sen
Formador de profesores de Neurodanza
www.neurodanza.es