Las 13 reacciones de tu ego para que no triunfes

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¿Cuántas veces te has preguntado por qué no consigues los resultados que te planteas? ¿Sabes que puedes evitar los autosabotajes que te lanza tu ego para lograr los objetivos que quieres? Para alcanzar tus metas tienes que conocer y superar las reacciones automáticas de tu ego que te impiden avanzar y te colocan trabas para conseguir lo que te propones alcanzar.

El ego es una parte de nuestra naturaleza humana que distorsiona la percepción de la realidad. Está provisto de muchas máscaras, sombras y mecanismos automáticos que nos alejan de nosotros mismos, de los demás y de nuestros propósitos más legítimos.

Es fundamental conocer a nuestro ego, pues es quien nos impulsa a realizar los fallos que cometemos cuando decidimos ir a concretar nuestras metas. Para evitar estos fallos hemos de detectar antes los “desde dóndes” de los otros en nosotros. Estos “desde dóndes” se nos aferran en la infancia y continúan aferrados a nosotros en la edad adulta. Estos “desde dóndes” se manifiestan al verbalizar, al escribir nuestras metas y en el modo de movernos en la vida. Los “desde dóndes” son la causa que nos impide concretar nuestras metas y sabemos que están presentes cuando vivimos las mismas experiencias una y otra vez. Los “desde dóndes” constituyen verdaderas cárceles que nos restan libertad. Por este motivo, es necesario conocer las llaves que abren esta prisión.

El ego nos lanza trece reacciones automáticas para no conseguir los objetivos que nos proponemos: las tres primeras son “la parálisis”, “la justificación” y “el enfado con uno mismo o con el otro”. Estos tres mecanismos surgen al iniciar el camino para alcanzar un logro.

Si las personas logran seguir adelante, superando esas pruebas, o estos tres automatismos no aparecen en su caso, se presentarán cuatro pruebas más que pueden echar por tierra el logro: “creerse que la reacción es la forma de ser y no un defecto”, “restar importancia al defecto”, “creerse que ya se ha resuelto el defecto” o “reafirmarse en uno de estos tres aspectos”.

Si se logra superar estos mecanismos, el ego lanzará las tres siguientes reacciones automáticas: “otro nos falla y no queremos ver que nos está fallando”, “nos enfrentamos a ese otro” o “tratamos de resolverle el defecto”.

Sin embargo, aún están por llegar las pruebas más duras, las tres últimas reacciones del ego que son “la desconexión de sí mismo o la desaparición del otro de nuestra vida”, “el enfado de alguien con nosotros” y “el autoconvencerse de que ese propósito no es para uno mismo”.

A su vez, estas trece reacciones del ego se engloban en cuatro grandes perfiles de personas. El primero de ellos es el de las personas que sólo ven posible lo que la familia, la cultura o los demás consideran que es posible. Son personas, por tanto, que dejan de realizarse, son una más del montón y son dadas a sucumbir a las tres primeras reacciones del ego. Éste es el motivo por el que estas personas se quedan en los comienzos.

Las personas del segundo perfil, son aquellas que ven todo logro como imposible y, por tanto, cesan de realizarse de modo permanente. En estas personas se materializan las cuatro pruebas del ego siguientes a las tres primeras.

En tercer lugar, encontramos a las personas que muestran un perfil de codependencia permanente con las personas de su entorno: pareja, padres, amigos, etc. Son personas que no acaban los logros que se proponen por fidelidad al sistema del que creen depender para su estabilidad. Las personas de este perfil cesan de realizarse por los demás y anteponen a los demás a sí mismas. Las personas correspondientes a este perfil suelen ser presa de las siguientes reacciones del ego: “el otro nos falla y no queremos ver que nos está fallando”, “nos enfrentamos a ese otro” o “tratamos de resolverle el defecto”.

Por último, tenemos a las personas que muestran un perfil asociado a la suerte y creen que por haber logrado algunas veces las cosas sin esfuerzo van a seguir consiguiéndolas. El resultado es que con esta actitud no hacen nada por perseverar en lo que quieren alcanzar. Las personas correspondientes a este perfil materializan las tres últimas reacciones del ego.

Podemos conseguir nuestros logros más legítimos formulándolos correctamente, teniendo en cuenta que deben ser concretos, realistas, ambiciosos, estar fechados y expresados con los tiempos verbales correctos.

Por regla general, al realizar la formulación del resultado asociamos la realidad que queremos alcanzar a significados subjetivos, a lo que interpretamos, creyendo que el Universo es capaz de interpretar lo mismo que nosotros entendemos. Estas  interpretaciones obedecen a condicionamientos innatos y adquiridos por la cultura y el momento histórico en el que vivimos, y no somos conscientes de que son interpretaciones que, en realidad, nos alejan del logro real.

Al formular el logro que deseamos alcanzar es imprescindible detectar los “desde dóndes” que aparecen en modo de lapsus lingues y disolverlos en el inconsciente a través del trabajo consciente y responsable, con el fin de que no nos impidan la consecución del logro. Una vez que estemos seguros de haberlos disuelto, tendremos que reformular de nuevo el resultado.

Tras este paso estaremos en disposición de pronunciar nuestro resultado tres veces por la mañana, tres veces por la tarde y tres veces antes de acostarnos y estar atentos a la emoción que aparezca. El objetivo es detectar qué emoción está asociada con tu resultado, con el fin de que cada vez que pronuncies tu frase sientas la emoción que está en línea con lo que has expresado.

Durante el proceso de alcanzar el resultado es imprescindible “habitar el agujero” y no sólo taparlo con simples técnicas de equilibrio emocional o normas de comportamiento espiritual, como proponen algunas tendencias del movimiento “New age”. Para habitar el agujero es necesario hacer conscientes los “desde dóndes” de los otros que se aferraron a nosotros. Sólo mediante la atención plena a lo que decimos, desde dónde lo decimos, por dónde nos llevan nuestras palabras y la mirada atenta a la forma de movernos por el mundo, lograremos descifrar el código de entrada a las infinitas posibilidades que están a nuestro alcance, para lograr con éxito los resultados que nos merecemos.

Javier de la Sen.
Terapeuta transaccional y Director de la Escuela Superior de Inteligencia Corporal (ESINC).
www.neurodanza.es

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