La VIDA nos enseña y muestra cómo, a pesar de lo diferentes y diversos que parecemos o aparentamos, formamos parte de lo mismo.
Somos y formamos parte de “Algo más Grande” que nos vitaliza y hace Ser.
La diversidad de la manifestación de formas de vida en nuestro planeta es abrumadora y majestuosa. Y, sin embargo, la Unidad de la Vida es una cualidad que, desde la sabiduría perenne, los vedas y las mas antiguas religiones y escuelas filosóficas, se nos viene enseñando y transmitiendo como idea esencial.
HP Blavatsky en el Proemio de su obra magna “La Doctrina Secreta” nos explica como todos hemos sido emanados como destellos de una Alma Suprema Universal.
Experiencias como las que en estos momentos estamos viviendo como Humanidad, con un origen en algo tan pequeñito e invisible a los ojos, como un virus, son un ejemplo mas de esa unidad y de lo que compartimos.
En los últimos meses hemos asistido y continuamos atónitos ante los acontecimientos mundiales. Vemos y sentimos y quizá empezamos a comprender que no somos seres autónomos, independientes.
La supervivencia de unos está estrechamente ligada a la supervivencia de todos.
De repente tomamos consciencia de que el tejido de la actividad social está estrechamente relacionado y empezamos a entender cómo la inactividad-actividad de unos influye directamente en nuestra propia inactividad-actividad.
El miedo y la idea de la separación solo nos traen confusión, fake news, dolor y abusos. Y curiosamente, en este momento también parece que la separación: metro y medio, nos hará sobrevivir. Paradoja y polaridad perfecta.
Ahora, mas que nunca, el sentir que Somos Uno, reconforta. Cada uno de nosotros puede encontrar la conexión con el Alma Suprema Universal, practicar la confianza, y algo fundamental, el discernimiento.
Reflexionar acerca de lo que como especie, como humanidad estamos haciendo. Tomar consciencia de que no somos los dueños de la Tierra que habitamos, no somos dueños del resto de especies que nos acompañan en el planeta.
Conductas de explotación abusiva de los animales o el “todo vale si me da placer o riqueza material” ya no están justificadas, son inadmisibles.
Es hora de que como Humanidad dejemos de comportarnos como niños o adolescentes, es tiempo ya de elevar nuestra consciencia a ese Algo más Grande. Asumir la Responsabilidad sobre cada uno de los actos que realizamos.
Por eso en este tiempo, que ya he oído a muchos calificar de “surrealista”, es el momento para que nos dejemos de separación y empecemos a practicar:
COMPASIÓN y RESPETO por todas las formas de vida manifestadas, incluido el Ser Humano, por supuesto¡¡¡.
HUMILDAD ante el Universo emanado del Alma Suprema Universal.
FLUIDEZ y armonía con las Leyes de la Naturaleza.
DISCERNIMIENTO para desechar lo que no forma parte de la esencia que queremos compartir.
Vamos a aprender sí o sí, la fragilidad e ilusión de la realidad en la que creíamos vivir, ahora se muestra débil e inconsistente.
El Ser Humano aprende a través del sufrimiento, eso dice la sabiduría ancestral. Y parece que lo que en estos momentos hemos creado como colectivo, como especie, es exactamente un escenario perfecto de aprendizaje.
Ahora más que nunca, es tiempo de reflexión, fuera miedo, fuera separación.
Ahora más que nunca es tiempo de confianza en la VIDA, que como muy buena maestra nos proporciona individual y colectivamente las experiencias que mejor nos convienen para acercarnos a la esencia, al Alma que nos une y sostiene.
Ahora, aprender de esta experiencia y proyectar y crear un futuro mas sostenible, mas HUMANO. Un futuro en el que la Unidad de la Vida, en el que ese SOMOS UNO comience a tener más peso en nuestra consciencia y nos traiga una realidad mas generosa, apacible y de convivencia mas serena entre todos.
Mª del Pilar Molina Ruiz
Terapeuta Transpersonal, Licenciada en Psicología.
Directora del Centro y Escuela de Terapias CASI NATURAL en Madrid
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