Cuando empezamos a estudiar y practicar la Terapia de Sonido era muy difícil encontrar literatura sobre el tema.
La poca que había estaba en ingles y lentamente fuimos traduciendo lo que nos parecía relevante y con nuestra experiencia en consulta, fuimos construyendo el programa de formación al que nos hubiera gustado asistir.
Existen muchos instrumentos que se pueden utilizar en Terapia de Sonido, pero nosotras hemos elegido aquellos que nos parecen más prácticos, fáciles de manejar y eficaces, que son, en primer lugar, la voz, los cuencos tibetanos, cuencos de cuarzo, tambores y diapasones.
Nos hacemos cargo que, no es frecuente, tener la disponibilidad de tener todos estos instrumentos y que tampoco es necesario, pues una vez integrados los conocimientos sobre el funcionamiento del sonido en terapia, estos se pueden aplicar con prácticamente cualquier instrumento con resultados similares.
Es bien sabido, que todos los humanos tenemos organismos iguales pero no idénticos, por eso un cliente puede responder mejor a un cuenco tibetano mientras que otro lo puede hacer a los diapasones.
Tenemos que entender que tanto el organismo humano, como las vibraciones sonoras, son configuraciones energéticas con cierto grado de estructuración, que pueden inter-relacionarse mutuamente.
Desde un punto de vista estructural y biológico, cada órgano, víscera, tejido, músculo y hueso vibran a una determinada frecuencia convirtiendo nuestro cuerpo en una orquesta perfectamente afinada cuando estamos en salud.
Nuestros pensamientos y emociones negativos también vibran a diferentes frecuencias y adoptan formas densas que terminan cristalizando a modo de enfermedad en nuestro cuerpo físico.
El sonido es capaz de disolver estas cristalizaciones o energías, potencialmente dañinas, mucho antes de que lleguen al cuerpo físico, con lo cual podemos decir que el sonido es una medicina preventiva.
Con la práctica, nos hemos dado cuenta que cada uno de nosotros somos más afines a unos instrumentos u otros y esos son con los que nos sentimos mas cómodos, y esto está bien. Sobre todo es importante que estemos cómodos utilizando uno u otro instrumento, pues esto facilitará que la energía fluya adecuadamente por nuestro organismo y los resultados con nosotros mismos o con las personas que vengan a nuestras sesiones sean mejores.
Esto, unido a un conocimiento funcional del sonido y al poderoso canal de trasformación y de guía que es la intención, provocará cambios poderosos en cada nivel del ser. Por todo esto, podemos decir que se trata de una terapia holística que actúa en el nivel físico, emocional, mental y espiritual.
Esto precisamente, es una de las bondades de la Terapia de Sonido: con diferentes instrumentos puedes conseguir que cualquier persona realice su proceso de sanación. Por ello, los terapeutas de sonido emplean las diversas frecuencias de los instrumentos de sonido para facilitar el proceso de sanación a la persona que lo necesita.
Los instrumentos que más utilizamos en consulta son:
Primeramente, la voz, ese instrumento que nos acompaña durante toda nuestra vida y que es una gran desconocida. Este instrumento, de una manera inconsciente, se adapta a las necesidades que cada uno de nosotros tiene a lo largo del día y las situaciones.
Sin duda podemos observar su influencia cuando adaptamos nuestra voz para tranquilizar o dormir a un bebé o cuando deseamos que nos tengan en cuenta… La voz es como la huella dactilar de nuestro estado físico, emocional y espiritual. Y también, tiene un gran poder sanador que nos ayuda a recobrar la salud a todos los niveles. Por ejemplo, normaliza la respiración y la tensión arterial; estimula la conexión entre hemisferios cerebrales; genera un aumento de endorfinas y oxitocinas, desbloquea las emociones bloqueadas…
Los tambores chamánicos, instrumentos rítmicos de sonidos y vibraciones intensas y penetrantes, que nos ayudan a incrementar la capacidad defensiva de las células capacitadas para combatir el cáncer y las enfermedades virales, además de promover la liberación de linfocina (sustancia que ayuda a liberar el estrés)…
Cuando nuestro cuerpo entra en contacto con las poderosas vibraciones de los cuencos tibetanos notamos como mejoran los estados de depresión y angustia, las contracturas musculares, los problemas de visión, los dolores de cabeza, cómo se produce un aumento de defensas en nuestro organismo, cómo mejora los estados de insomnio, cómo equilibra los procesos hormonales, etc.…
Cada vez encontramos más frecuencias a nuestra disposición a través de los diapasones, instrumentos de comprobada eficacia de sanación en tratamientos contra enfermedades tales como el cáncer, el Parkinson, TDH, TOC… Nosotras creemos que todo el mundo debería tener en su “kit de sanación” un diapasón “Om” (136,10Hz) por su fácil manejo y rápidos resultados.
Este diapasón está sintonizado a la frecuencia del mantra “Om” y nos ayuda a entrar en un estado de equilibrio integral, ayudando a centrar el cuerpo y la mente, a mejorar nuestra respiración, a aliviar el dolor, a liberar las tensiones corporales y a desarrollar un nivel superior de consciencia.
Con estar expuestos dos o tres minutos a su frecuencia, nuestro organismo, por simpatía, empieza a vibrar en las bondades que nos aporta esta frecuencia.
Los cuencos de cuarzo, instrumentos que a través de sus vibraciones cristalinas, asociadas al potencial sanador del cuarzo, nos ayudan a generar estados cerebrales de profunda relajación, que armonizan y liberan las emociones negativas asentadas en nosotros, que nos ayudan a desbloquear de cada uno de nuestros órganos, que reparan cada una de nuestras células dañadas, que dinamiza la circulación sanguínea y corrige la falta de conexión entre los neurotransmisores cerebrales, y que nos ayuda a aumentar la producción de Linfocitos T (sistema inmune), etc.…
Estos instrumentos, y otros muchos que no nos da tiempo a mencionar, pueden ser utilizados por uno mismo para recobrar nuestra salud y bienestar o bien ayudar a otras personas a facilitar su sanación.
Pueden ser utilizados como una terapia individual o como complemento a cualquier otra. Qué agradable seria ir al masajista y que terminará la sesión con unos momentos de profunda relajación con un cuenco tibetano, o ir al psicólogo y empezar la sesión adecuando nuestras frecuencias cerebrales a las idóneas para que la terapia sea más intensa y eficaz con los diapasones cerebrales.
La utilización de los sonidos puede ser uno de los mayores descubrimientos de autoayuda y tu posible futura profesión.
Mercedes A. Cadarso Sanchez
Mª del Socastro González Lozano
Profesoras de terapiasenergeticas.org
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