Las dos vertientes de meditación, focalización y monitorización abierta.
Frases destacada: “Entre en un estímulo y respuesta hay un espacio, en ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra el crecimiento y libertad” Viktor Frankl
En su historia, el mindfulness, ha sido el corazón de las prácticas de meditación budistas. Teniendo en cuenta que la práctica requiere un entrenamiento focalizando la atención en lo que esté ocurriendo en el momento presente, es una práctica de observación concentrada en los rápidos cambios que pueden surgir en cada momento con relación a estímulos sensoriales, sensaciones físicas en la propiocepción, pensamientos y emociones. Finalmente, a través de esta observación focalizada, se puede describir con gran detalle los fenómenos mentales. Esta práctica de observación focalizada se llama en la tradición budista Samatha, un estado de atención serena que busca estabilizar el continuo entre los impulsos de reactividad y los de laxación. Según el budismo los impulsos de reactividad pueden generar los fenómenos de compulsión mientras que los de laxación pueden generar una atención distraída produciendo desilusiones. La práctica se enfoca en un estímulo como puede ser la respiración, en donde el individuo debe de concentrase solamente en el objeto de práctica observando como el aire entre y sale, cómo se generan las diversas sensaciones que engloba la respiración, y si la mente se distrae con otros pensamientos, el practicante debe retornar la atención una y otra vez al objeto de práctica, que en este caso es la respiración. Se puede elegir cualquier estímulo como foco de práctica, un objeto, una sensación, una frase u oración, una idea, un mantra, etc.…
De esta manera se puede contemplar que la práctica del Samatha no está confinada exclusivamente con la filosofía budista, sino que también se pueden encontrar variaciones de Samatha en las tradiciones a través de la historia incluyendo el Hinduismo, Taoismo, Cristianismo y Sufismo. El objetivo principal de esta práctica es la estabilización de la atención para poder procesar con mayor precisión los procesos que ocurren en cada momento.
La otra práctica de la que derivan otras meditaciones, y en especial el mindfulness, es la de monitorización abierta llamada Vipassana. Se trata de observar la realidad desde varios ángulos en donde se busca una visión clara de la realidad sin la influencia de un análisis o juicio automático proveniente de experiencias previas. En la Vipassana se busca el comprender los fenómenos mentales como los pensamientos.
Esta observación de algún fenómeno del presente, por ejemplo, la consciencia de un impulso de reaccionar frente a la ira, desde esta perspectiva, lo que se busca es observar el impulso sin reaccionar, esto es sin suprimirlo ni entregarse completamente. De esta manera, con una observación clara, se genera una relación con ese impulso en el que a la persona le permite tener un espacio para actuar con libertad, con una acción calibrada y consciente, en vez de reaccionar de forma impulsiva e inconsciente o automática.
De esta manera la relación entre Samatha (concentración) y Vipassana (monitorización abierta) para el desarrollo del mindfulness, es que las técnicas de Samatha son un primer paso con la finalidad de estabilizar y fortalecer la atención y la concentración. Desde la Vipassana, estos recursos pueden ser utilizados para un mejor entendimiento de las razones y naturalezas de los fenómenos mentales. Dicho de otro modo, y con una analogía que emplea Wallace, Samatha ayudaría a desarrollar el instrumento de observación como puede ser un telescopio para explorar el espacio. Con el telescopio calibrado se puede ver con mayor claridad y nitidez objetos lejanos, planetas, cometas, sus movimientos y trayectorias, y así poder entender mejor sus relaciones y funcionamiento a través de responder a las preguntas que puedan surgir al observar dichos objetos, algo más propio del Vipassana.
Históricamente el mindfulness se puede localizar en los discursos de Buda hace más de 2.500 años. Buda no era budista y siempre se calificó como un ser humano común y corriente que consiguió comprender la naturaleza del sufrimiento humano a través de una profunda exploración, empleando su mente y observación hacia los seres humanos. Sus enseñanzas nunca tuvieron un enfoque religioso o filosófico, sólo enseñaba sobre el sufrimiento y la erradicación del sufrimiento. Llegó a comprender estos fenómenos estudiando lo que denominó Dharma, que es la ley de la naturaleza. Nunca describía sus enseñanzas como algo que él había inventado o que le fueran dadas por una realización divina, sino más bien una comprensión gracias a la práctica en donde el mindfulness es núcleo y base para la liberación del sufrimiento.
A modo de conclusión, para algunos autores, mindfulness, es un proceso de regular la atención aportando calidad a una consciencia hacia las experiencias presentes y una calidad a la relación con la propia experiencia con una orientación de curiosidad, apertura experiencial y aceptación. También se contempla el mindfulness como un proceso para encontrar una visión clara sobre la naturaleza de la propia mente y la adopción de una perspectiva, lo más objetiva posible, sobre los pensamientos y emociones, de manera que puedan experimentarse en sus propios términos y naturaleza. Esta habilidad que, con la práctica, se va desarrollando, facilita que la persona pueda tener mayor libertad para tomar decisiones desde una perspectiva consciente y reflexiva en vez de actuar bajo instinto o impulsivamente. En otras palabras, mindfulness, podría facilitar una transformación en la relación entre la persona y aquello que le genera malestar, ya sea físico o mental, hacia una postura que le permite estar más abierta a encontrar nuevas soluciones con intención de reducir su sufrimiento, así como también de quienes les rodean.
Alessandro Massaro
Psicólogo Clínico, Formador e Investigador.
Próximos retiros en La Hospedería del Silencio
www.hospederiadelsilencio.com
www.ecocentro.es