Mi nombre es Leonardo Fabián Berbesí Quintero, soy venezolano, arquitecto superior, exprofesor universitario, de cuarenta y nueve años de edad, casado, con un hijo; me gusta el arte, la naturaleza, los animales, el ejercicio físico, el cine y la literatura. Vivo desde el año 2001 en España.
Esta presentación responde a una importante razón: deseo señalar que no soy un ser especial o elegido, un santo o profeta, ni un anacoreta o gurú postmoderno que trae un nuevo dogma para que todos lo sigan irrefutablemente. Tan solo soy una persona común y corriente, poco religiosa, nada fanática, algo reservado, que en su recorrido de vida ha cometido muchas equivocaciones, pero que también ha realizado acciones loables o aciertos y que en un momento difícil de su vida experimentó algo trascendental.
Podemos preguntarnos entonces ¿cuál es esa vivencia crucial?
Como lo explico a lo largo del libro El despertar en el fin de los tiempos, la particularidad es que pude reconectarme con la esencia divina de mi ser.
Desde niño yo sentía que el mundo era muy violento; hasta las piñatas de las fiestas de cumpleaños me parecían excesivamente agresivas. En el colegio me molestaba la imposibilidad de comunicarme y de hacer lo que realmente me gustaba; tenía pánico al servicio militar y a tener que servir en la guerra; me aterrorizaban las películas religiosas que pasaban por televisión durante Semana Santa como Los diez mandamientos, porque no comprendía cómo un Dios bondadoso podía ser tan malo.
En el libro comento alguna experiencia que tuve con lo divino desde mi tierna infancia, pero a medida que crecía, poco a poco fui perdiendo esa conexión, como le pasa a la mayoría de los seres humanos. Y por supuesto que, durante la adolescencia y la edad adulta, esa conexión se hizo más intermitente, débil y distante.
Pero sucedió que a raíz de la terrible crisis económica que sacudió a España y al resto del mundo, progresivamente fui experimentando una desesperada situación que me hizo caer en la ruina absoluta. Esto afectó no sólo mi bolsillo o la calidad de la vida familiar, sino progresivamente mi mente y mi salud. Esto lo narro detalladamente en el libro, porque para mí es muy importante atestiguar que, desde el sufrimiento más espantoso, surgió mi metamorfosis.
Parece ser que nuestro Ego es tan enajenado y dominante, que hace falta una buena sacudida para poder desestabilizarlo y lograr que el Alma comience a salir de su encierro y tome el control. Por supuesto que Dios o El universo o La fuente creadora no quiere que suframos, pero nuestra inconsciencia hace que el dolor sea una opción.
Con mi tránsito por el infierno ahora puedo concluir que del miedo más exacerbado surgió el amor. Pero ¿Cuándo exactamente sucedió el cambio? ¿Cuándo intervino ese sublime estado de consciencia?
Precisamente durante mi retorno forzado a Venezuela, una noche en que toqué fondo y despojado del egocentrismo, le pedí de corazón ayuda a Dios y él muy generosamente me la concedió a través de varios sueños lúcidos que experimenté en los días y meses sucesivos, imágenes cargadas de sentimientos y conocimientos.
Esos sueños lúcidos eran parábolas que me obligaban a interpretar, a obtener la moraleja por mí mismo. Puedo definirlos como cortometrajes muy inteligentes, creativos, impactantes y vívidos, donde yo era el protagonista, los cuales, en la mayoría de los casos me hicieron llorar desconsoladamente una vez despertaba. Ahora comprendo que fueron una herramienta eficiente para enfrentar mis errores, mis sombras, esas miserias que se escondían en mi subconsciente o en mi consciente irresponsable, fallos con los que quebrantaba de alguna manera las leyes espirituales que rigen el universo. Luego, a raíz de estos sueños reveladores comenzó una etapa de autoconocimiento y expansión de consciencia, que hizo cambiar desde mis hábitos alimenticios hasta mi percepción del mundo y del universo.
Fue así como surgió en mí la necesidad de tomar consciencia sobre el estado actual del planeta Tierra y el enorme daño que le estamos infligiendo, el cual nos está llevando hacia la inminente autodestrucción. Datos a nivel mundial sobre el gasto armamentístico, la desigualdad económica, el deterioro del agua potable, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, el daño por las pruebas nucleares, etc., quedaron plasmados de una manera concisa pero contundente en el libro, simbolizando el fin de los tiempos.
Finalmente, diré que el objetivo de la publicación del libro El despertar en el fin de los tiempos es el de acompañar a toda aquella persona que esté pasando por un proceso transformador semejante y ayudarlo a tomar consciencia de que Todos somos uno, que El amor es todo lo que hay y que Somos seres divinos, cocreadores de la realidad.
De esa forma contribuiremos a la consolidación de la masa crítica necesaria, que nos lleve desde los tiempos de la opresión, la guerra y el miedo, hasta la Era Dorada de la libertad, la paz y el amor.
Leonardo Fabián Berbesí Quintero.
Ediciones Amatista
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