Diferenciando entre alma gemela y flama divina

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Existe cierta confusión sobre este tipo de relaciones que llegan a la vida de innumerables personas. Quisiera aportar una visión basada en cuidadosa observación y experiencia, sosteniendo una realidad relativa que puede aportar a un entendimiento más expansivo.

Se puede considerar alma gemela a una persona que está en total sintonía con uno. Su energía está en la misma frecuencia vibratoria que su contraparte. Esto, según el nivel evolutivo de los dos, puede traer mucha armonía y fluidez a la relación. En general, las personas se sienten muy cómodas entre sí y se llegan a reconocer, generalmente, de manera inconsciente. Esto se debe a las muchas vidas compartidas. Hay empatía y los conflictos se manejan abiertamente y como un medio de crecimiento. Las almas gemelas estimulan lo mejor de nosotros y son un apoyo extraordinario. Además, nos hacen sentir seguros, en paz y podemos compartir, relajadamente, los momentos de silencio. Las almas gemelas se comprenden mutuamente, se respetan, se admiran porque es como verse en el espejo. No en vano se ha usado el término “alma gemela” para identificar a estas relaciones. Encontrarse con alguien que, no sólo, piensa muy similar sino que, también, emana una energía tan familiar que genera todo lo mencionado anteriormente es un hermoso regalo del Universo.

Estos seres nos ayudan a crecer a través del apoyo y el amor natural que se ha cultivado con el tiempo. La relación no se basa, exclusivamente, en una atracción física sino que la unión se da por el magnetismo de las almas. Es tal la empatía que se compenetran internamente y sus personalidades son muy compatibles. Para identificar un alma gemela se necesita estar muy abierto a la percepción interna porque ahí se puede discernir y distinguir estas emanaciones vibratorias que generan el intercambio en la relación. Eso implica trabajo interior con el discernimiento y el auto-conocimiento. El reconocimiento de cualquier tipo de relación se da por el discernimiento interior y el sentir de la energía que se genera. Por eso, si se desea tener claro qué tipo de relación se presenta en nuestro camino es importante aprender a observarse internamente y contemplar los procesos que surgen en el pensamiento y los sentimientos. Necesitamos indagar en nosotros hasta llegar a ver las cosas tal y como son en su energía primordial.

La Flama Divina es otro cantar. Se ha confundido a la “Flama Divina” con el “Alma Gemela” sin comprender la raíz misma de los términos. Con el alma gemela nos podemos ver reflejados en nuestros procesos espirituales y de personalidad por un tema de resonancia y reconocimiento. La Flama Divina es nuestro polo opuesto, en todo sentido, con la misma esencia espiritual. Imagínate que antes de venir al mundo de la dualidad vivías en plenitud como Uno con la Creación, Dios- Diosa, el Universo o como prefieras llamarlo. Para venir a esta vida necesitamos experimentar la dualidad. Aquí se da la división de polaridades: femenino-masculino, noche-día, lindo-feo, bueno- malo, etc. La Flama Divina es, por ende, la polaridad original opuesta del espíritu que vino a experimentar este mundo. La esencia de la relación de las Flamas Divinas es, totalmente, espiritual. Esta relación nos reconecta con nuestra esencia primordial, algo olvidado y enmascarado por la personalidad y su ego. Para comprender la interacción de las Flamas Divinas necesitamos entender la época cósmica y terrestre que estamos viviendo. Considero que es evidente, para la mayoría, que el ser humano ya no puede seguir viviendo de la manera que lo ha hecho hasta ahora. Necesitamos cambios de conciencia urgentes. Esos cambios no vienen con solo darnos cuenta de que lo necesitamos. Tenemos que romper las estructuras mentales que han creado esta realidad colectiva, una realidad enferma y disfuncional. Estamos tan adaptados a esta disfunción, como diría Krishnamurti, que no cambiaremos a menos que nos topen en las fibras más finas de nuestro condicionamiento.

Las Flamas Divinas son, justamente, las únicas que pueden llegar a lo más profundo de nuestro ser con la fuerza necesaria para destruir nuestra fantasía idílica que nutre, apoya y sostiene esta realidad. Por ende, estas no son relaciones fáciles a nivel personal. Todo lo contrario, son relaciones muy difíciles que nos llenan de sufrimiento e incertidumbre. Tienen una facilidad para toparnos donde más nos duele y para golpearnos hasta que los pilares del condicionamiento se desmoronen. Nos ayudan a renacer a nuevas realidades no sin antes pasar por un gran sufrimiento como consecuencia del enfrentamiento interno que generan.

Nos costará reconocer que detrás de todo este terremoto emocional está un gran amor, un amor libre e incondicional. Para reconocer esto hay que ver más allá del sufrimiento y mantenerse abiertos a las experiencias internas y místicas que se presenten durante la relación. El amor de Flamas Divinas no es humano, es divino, por eso no lo comprendemos, porque nuestro mayor enfoque está en la experiencia del amor humano, lleno de apegos y buscando satisfacer nuestras necesidades personales.

La Flama Divina ve a través del tiempo y del espacio para actuar sobre lo que se necesita para el despertar de la conciencia y nuestra divinidad. Entonces, el encuentro de Flamas Divinas es intenso, explosivo, magnético, transformador, lleno de diferencias, conflictos, enfrentamientos, separados por circunstancias o distancia.

Hay personas que han confundido la Flama Divina con relación kármica por el nivel de sufrimiento que involucra pero, en las relaciones kármicas no hay una participación mística tan evidente, insistente y poderosa como lo hay con las Flamas Divinas. También se las ha confundido como Almas Gemelas porque la conexión interior es tan poderosa, milenaria, mística y magnética. Pero, el propósito de estas dos relaciones es diferente y el camino que recorren también. Suele suceder que una de las dos Flamas está más despierta o avanzada en el sendero espiritual que la otra. Esta diferencia es lo que garantiza el estímulo necesario para trabajar con temas como el perdón, la paciencia, la frustración, la ira, el amor universal y todos los aspectos de nuestra personalidad que están fuera de sintonía con los valores espirituales esenciales.

Además, este feroz encuentro puede estimular el despertar de la energía Kundalini, tan necesaria para ayudarnos a expandir los horizontes de la conciencia. Es poco fácil desprenderse de la Flama Divina ya que la conexión nace del núcleo de nuestra existencia pero sí puede suceder que, una vez que se ha cumplido el propósito del despertar, la conexión se disipa para que las partes puedan seguir su camino. La unión de Flamas Divinas es lo que más anhelamos pero ésta unión se podrá realizar cuando las dos partes hayan logrado un nivel de despertar espiritual similar y concuerden con el propósito de anclar la energía del amor incondicional. Esta es la misión más importante de las Flamas Divinas. Mientras tanto, no hay nada más gratificante que la relación de Almas Gemelas.

Goy Paz
www.goypaz.com

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