El diálogo interno es una manera que tenemos de hablar con nosotros mismos. Es algo que va más allá del monólogo o de ciertas afirmaciones puntuales, no es algo que uno usa de vez en cuando o en momentos concretos, se trata de una voz omnipresente, siempre nos acompaña.
El problema surge cuando somos víctimas de una comunicación interna con desprecio, miedos, temores infundados, rabia, ira y toda clase de sentimientos que pueden generarnos estados de pesimismo, estrés autogenerado y ansiedad descontrolada e innecesaria. Si estamos en un proceso de cambio y mejora personal todo pensamiento que nos inspire fracaso ha de ser sustituido por otro que nos inspire éxito y realización personal.
No existe un modo mejor de descubrir nuestras estructuras de pensamiento y de hábitos mentales que analizar nuestro diálogo interno; vivimos en un mundo de palabras y muchas de ellas las creamos en nuestra mente.
- ¿Qué historia nos repetimos?
- ¿Qué hábitos e inclinaciones configuran nuestro lenguaje?
- ¿Cómo configura, a su vez, ese lenguaje nuestro mundo interior?
- ¿Convertimos en hábito la auto-crítica, la preocupación o el miedo?
Muchas personas desconocen que pueden elegir lo que se dicen a sí mismas y no piensan que son ellas quienes crean su diálogo interno. Es como si creyeran que las palabras surgen como de la nada y no hacen por mejorar la calidad de lo que se dicen así mismas. Incluso parece que se entrenan habituándose a pensar de la manera más negativa posible ante cualquier eventualidad que les pueda surgir.
No podemos impedir todas las amenazas a nuestro bienestar, pero sí podemos poner límites al acoso que procede de nuestra propia cabeza, es posible desarrollar hábitos que nos hagan surgir en nuestra mente una voz compasiva y amable, que nos apoye en los momentos difíciles en los que nos sentimos emocionalmente débiles. Una voz que nos respete, nos apoye, nos admire y nos ame.
Preguntas de Coaching:
- ¿Cómo es ese diálogo interno?
- ¿Qué personajes haces aparecer?
- ¿Qué te dicen? ¿Cómo es su tono de voz y sus gestos?
- ¿Qué consecuencias tienen en tu vida?
- Esfuérzate y averigua, ¿Cuál es la intención positiva de ese diálogo interno?
- ¿Cómo te puedes reír de él con intención amable y constructiva?
- ¿Qué puedes decirle con humor?
Un recurso adicional:
Cuando detectes que tu “pepito grillo” personal te está molestando haz como que le pones frente a ti, cara a cara y dile en cierto tono de humor:
¡¡Te pillé!! Tú a mí no me engañas. Otra vez haciendo de las tuyas. Ahora que te tengo cara a cara responde:
¿Qué es lo que quieres decirme?
¿Cuál es la intención positiva que subyace en lo que me estás diciendo?
¿Qué es aquello que deseas que aprenda de todo lo que me estás diciendo?
El “pepito grillo” que te atormenta es un ser juguetón y travieso. Eres tú mismo que, de manera muy sarcástica y burlona, te estás diciendo qué y cómo has de pensar ante una situación concreta, lo maravilloso y sorprendente es que en cuanto le plantas cara te va a responder con serenidad y amabilidad.
Ahora bien, imagina que deseas crear un diálogo interno totalmente nuevo para gestionar adecuadamente una situación por la que muestras interés. Imagina que un nuevo personaje hace acto de aparición en tus diálogos internos, se trata de un ser sabio, un “tu otro yo” que te habla serenamente, con amor, dulzura e infinita comprensión, y te hace sugerencias para que tu diálogo se transforme en algo positivo y enriquecedor.
Preguntas de Coaching que te hace “tú ser sabio y conciliador”
- ¿Qué te puede decir “tu ser sabio” a “tu ser atormentado” para sentirte reconfortado en tus diálogos internos?
- ¿Cómo es su tono de voz y sus gestos?
- ¿Cómo mostrarías gratitud hacia tu ser sabio que te sugiere una mejor forma de pensar?
- ¿Qué le dirías?
- ¿Qué has aprendido de este diálogo con tu ser sabio?
- ¿Cómo de reconfortado te sientes ahora?
Los consejos de alguien a quien admiras:
Cuando te veas obligado a realizar una nueva tarea puedes hacer uso de un recurso enormemente útil: Imagina que estás dialogando, aunque no le conozcas en persona, con un personaje de gran reconocimiento universal experto en esa materia.
Por ejemplo: Imagina que deseas contar unos cuantos chistes en público y que tu humorista favorito es Cantinflas. Pues tan sencillo como dialogar imaginariamente con él. Ahora imagina que has de escribir un relato corto y necesitas inspiración, en este caso no le preguntes a Cantinflas, piensa que estás hablando con tu escritor favorito, iIncluso puede tratarse de un personaje histórico, imagina que deseas mejorar tus comportamientos éticos en sociedad ¿Es Sócrates quien te viene a la cabeza? Pues dialoga con él, así de fácil.
En realidad, es que estarás hablando con tu maestro interior y mejorarás ese diálogo simulando que hablas con alguien cargado de cualidades que en él admires. Sencillamente, ¡¡HAZLO!!
Víctor Ramos Ibarra
Master en Coaching Personal con Certificación Internacional
Director de Formación Coaching Online
www.formacioncoachingonline.com