Cómo trabajar los pies después de la cirugía

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Hace unos meses publiqué un artículo sobre el trabajo de masaje y reflexoterapia podal que hago para recuperar al pie después de haber sufrido un esguince, una cirugía de juanete, o problemas por diferentes tipos de deformaciones.

En este artículo quiero resaltar aún más la importancia del tratamiento con masaje, desbloqueo y reflexoterapia podal, después de una cirugía importante del pie, sobre todo tras ver los resultados obtenidos con un cliente.

Lleva viniendo a consulta diez sesiones, una por semana, aunque cuando empezamos en agosto hizo tres y lo interrumpió hasta octubre por las vacaciones. En las últimas cuatro semanas es cuando más ha notado los resultados.

Para entender mejor el trabajo que estamos haciendo voy a relatar el origen de su problema en los pies:

A la edad de un año (En la actualidad tiene cincuenta), sufrió una infección vírica severa que le afectó a las extremidades inferiores. Al principio los médicos pensaron que se trataba de la polio, pero al ir creciendo le hicieron una biopsia y el virus quedó descartado.

Se le diagnosticó de una poli neuropatía vírica con afectación de varios nervios de las extremidades inferiores, pero principalmente del pie.

Una gran parte de la infancia la pasó hospitalizado para poder ver mejor su evolución, pero como los tendones seguían creciendo y los músculos también, a los dieciocho años le dieron el alta en el hospital. Más tarde, a partir de los 28 años empezó a tener revisiones periódicas.

A pesar de cómo se le fueron deformando los pies, ha practicado varios deportes: frontón tenis, hípica, esgrima y natación. Aunque los ha dejado desde hace tres años y siente que su cuerpo necesita volver al deporte.

El pie izquierdo sólo podía pisar con la parte de la almohadilla, el talón no podía llegar al suelo.

Hace algo más de un año fue operado del mismo: cortaron el tendón de Aquiles y recolocaron el tobillo para que pudiera pisar con el talón, también le recolocaron con clavos los dedos segundo tercero y cuarto que estaban totalmente agarrotados.

Como consecuencia de pisar con todo el pie, la rodilla que llevaba años flexionada ha pasado ahora a tener que estirarse del todo, provocándole dolor en los tendones.

Debido a los problemas de la marcha, también tiene hernias discales en varias lumbares y en cervicales, concretamente entre C-4 y C-5 (de la que está operado).

A los cuatro meses de la cirugía tuvo una infección bacteriana en el tobillo que le complicó la rehabilitación durante tres meses ya que le provocó fiebre y un absceso de pus por lo que tuvo que tomar muchos antibióticos. Eso ha hecho que la baja le durara casi un año. Volvió al trabajo en el mes de julio, poco antes de que empezara a tratarle.

Las mejorías importantes se han producido cuando el tratamiento ha sido continuado. Al principio, cuando terminábamos la sesión sentía bastantes dolores en lumbares y pies hasta que empezaba a caminar, pero desaparecían al día siguiente y seguía muy bien toda la semana. A partir de la cuarta sesión ya no le sucede, está bien desde el primer momento.

El trabajo que hacemos en consulta consiste, principalmente, en masajear mucho toda la zona de maléolos, utilizo puntos reflejos de sistema nervioso relacionados con el nervio ciático y las ramas lumbares que bajan hacia la pierna.

Cuando empecé a tratarle, al presionar esos puntos reflejos la pierna se ponía espástica contrayendo los músculos del muslo y la rodilla, pero al mantener el punto presionado iba remitiendo la espasticidad. Era como hacerle un electromiograma (de hecho, ya lleva muchos).

Esas reacciones han ido mejorando considerablemente a medida que hemos ido haciendo el tratamiento, y en la actualidad ya sólo se producen en muy pocos puntos.

También trabajo mucho el desbloqueo de las diferentes articulaciones. En los dedos operados le hago masaje suave para que recuperen sensibilidad. Aunque los tiene sujetos con clavos y no los mueve tienen mejor aspecto, al principio estaban muy amoratados.

Utilizo los ejercicios de tobillo: flexión, extensión y pronación, supinación con ligera oposición para que se esfuerce. Es curioso que cada pie se comporta de forma opuesta, cuando uno es mejor en la flexión el otro tiene más fuerza en la extensión, y con la supinación y pronación sucede lo mismo, así que, cuando los hemos ejercitado por separado, volvemos a hacerlo con los dos al mismo tiempo, para que un pie tire del otro y el cerebro entienda mejor el movimiento que tiene que hacer.

Poco a poco va mejorando la articulación del tobillo, ya consigue que se pueda mover ligeramente para rotar, es impresionante. Lo más importante ha sido reducir el dolor, no sólo en el pie, también en la rodilla, en la cadera y en la espalda.

Todo trabajo en los pies o en cualquier otra parte del cuerpo requiere paciencia, no se consiguen las cosas enseguida, pero con un poco de tiempo y constancia siempre se puede mejorar.

Carmen Benito Rico
Licenciada en Biología Diplomada en terapias Manuales
Directora del Centro de Bioestética Carmen Benito
www.carmenbenitobioestetica.com

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