Vivir la vida en “modo aventura”

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O cómo tomarnos más en serio la crisis de los 40.

Los Seres Humanos somos buscadores por Naturaleza

Nuestras vidas son una búsqueda continua de amor, superación, abundancia, Paz, salud, conocimiento, espiritualidad, felicidad, emociones, transformación…

Yo soy buscadora también. Viajar, mi relación estrecha con la Naturaleza y con mi Naturaleza Femenina son mis formas de encontrar lo que busco. Ser maestra mi forma de incidir en la vida.

Durante la crisis de los 40 descubrí algo con lo que nunca había contado conscientemente: El Poder Transformador de mi Energía y del subconsciente. Descubrí que con esas herramientas se tiene el poder de hacer Magia. 

Sin trucos.

Para mi se llaman Pedagogía Sistémica y mi compromiso como Moon Mother con la Feminidad Sagrada.

Puede que esta historia te diga más de lo que siento qué es mi camino, que me ponga a explicarte en qué consisten las Constelaciones Familiares, el movimiento de las Moon Mother o la Pedagogía holística…

¡Y también puedes recibirla como un regalo, para visualizarla en un momento de meditación!

“Imagínate atravesando un bosque maravilloso, pero desconocido, que al tiempo que te atrae te aterra. Ves senderos, puedes recorrer los que desees y te encantaría hacerlo, pero te paraliza el miedo de no saber hacia dónde se dirigen” 

El suelo del bosque está tapizado de hierbas, flores, hiedras…, fresas y frambuesas silvestres crecen a lo largo de las lindes del camino y sientes que bajo ellas hay insectos en sus tareas, alguna culebra, topillos en busca de lombrices y por encima, volando, abejas libando néctar de flor en flor, libélulas en los estanques y arroyos, pinzones persiguiendo mosquitos, de vez en cuando ves brillar la tela de una araña salpicada de rocío… El azul brillante del cielo se ve entre las ramas de los árboles que hacen danzar sus hojas verdes con la brisa suave que sopla allí arriba… 

Pero sabes que ese cielo azul es sólo un regalo del presente, pues con la brisa también llega el olor a lluvia… a tierra mojada, a tormenta, oscuridad y frío. Debes seguir hacia delante. 

Elige un camino y continúa

No tienes opción a quedarte parado y avanzas por el camino que más te ha gustado. Simplemente has seguido tu intuición. Porque en este bosque no tienes nada más con lo que contar. El viento arrecia, sabes que la tormenta se acerca. Una hembra de venado se cruza en tu camino. Te mira y de un brinco desaparece tras los matorrales. Tu corazón se acelera y la mente comienza a hacerte un montón de preguntas que sabes que, además de inútiles, no tienen contestación: ¿Cuánto queda? ¿Me cogerá la tormenta? ¿Hay algún sitio donde refugiarme? ¿Dónde lleva este camino? ¿Hay alguien más en este lugar o estoy solo?

Y te alcanza la tormenta. Cada vez tienes menos ganas, no tiene sentido. ¿Cuándo me metí en este bosque? ¿Por qué? Te sientes cansado, perdido, agotado, empapado, triste…, pero continúas avanzando el sendero. Siempre se avanza.

Es entonces y sólo entonces, en ese preciso momento en el que sientes que las fuerzas para continuar te abandonan, cuando descubres un claro en el bosque al lado del camino, y al fondo de ese claro una vieja cabaña de madera, con el techado de teja negra cubierto, casi en su totalidad, de musgo verde fluorescente. A través del tragaluz de medio arco, de la puerta de entrada y de las dos ventanas laterales y sus visillos, una luz ámbar escapa desde el interior de la casa y la chimenea deja ver un hilo de humo blanco que transporta la sensación de calidez y seguridad que tanto necesitabas.

Ella ya sabe que estás allí y que estarías agradecido por su ayuda. Pero espera sentada al lado del fuego a que seas tú quien toque la puerta. No hay palabras y, sin embargo, entablas una conversación con ella. Sabe lo que necesitas ahora. Un lugar donde descansar, algo de ropa seca, calor del fuego y un plato de comida y vino. Y sencillamente te lo da.

Sabe que su casa está en un punto del camino donde, generalmente, a los buscadores como tú les flaquean las fuerzas. Y sabe que su tarea es la que es en cada ocasión. Unas veces, como ahora, dar calor, abrigo y comida. Ser un descanso en el camino. Y otras consiste en dar algo más. Pues los buscadores siempre han de continuar su búsqueda y deben volver al camino. Es su misión. Pero esta vez volverán al camino con una mochila llena de herramientas, pociones, hechizos, hierbas, que ella les habrá enseñado a utilizar para que su búsqueda les resulte algo menos áspera y algo más mágica su transformación.

Te despiertas. Te sientes descansado. Tu ropa reposa sobre la silla de madera junto al fuego y tus botas vuelven a ser de color pardo claro indicándote que ya están secas. Sobre la mesa un plato de avena con leche y miel te está esperando. No estás seguro de cuánto tiempo llevas allí, pero hoy es diferente. Hoy el camino te llama de nuevo. Te vistes y desayunas tranquilamente con la emoción renovada y la clara intuición de que te esperan grandes aventuras que afrontar. Hoy de nuevo te pones en marcha.

Sales de la casa y el sol de la mañana lo ilumina todo de luz blanca. Poco a poco los seres del bosque van recuperando sus siluetas y sus sombras: El prado, la liebre y sus largas orejas, los troncos de los árboles que rodean el claro del bosque, los trinos de los pájaros, las golondrinas en vuelo rasante a la altura de tus ojos, aquella hembra de venado a la que ahora acompaña una preciosa cría, la arena dorada del sendero…

Ella está de pie, al fondo de la pradera, junto al camino. 

Cuando te acercas te tiende la mochila. Son su regalo, tus herramientas, tus nuevos conocimientos para el camino que tienes por delante.

Es la primera vez que la ves tan feliz. La sonrisa de su rostro ilumina más que la luz del mismo sol. Sus faldas al vuelo parecen que bailaran en el sitio y de sus amuletos-piedras se desprenden los rayos de luz del arcoíris.

Ella está en Paz cada día. Pero es feliz cuando regala una mochila y el buscador se pone en marcha de nuevo.

En esto consiste mi vida ahora. Soy la mujer de la cabaña y la mujer del sendero.

Porque me tomé bien en serio mi oportunidad de los 40 y ahora vivo la vida en modo aventura.

Ruth Rubio
Próximos retiros en La Hospedería del Silencio
www.hospederiadelsilencio.com  www.ecocentro.es

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