Sobre los miomas uterinos desde una perspectiva distinta

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¿Te acercas hacia los 40 años y experimentas trastornos del sangrado menstrual, dolor de la pelvis o de la espalda, hinchazón y dolores abdominales, estreñimiento o necesidad de orinar con mayor frecuencia?

Los síntomas del mioma uterino le amargan la vida a casi una de cada dos mujeres. Hoy en día son los inconvenientes típicos de los últimos años fértiles de la mujer, el paso previo a la entrada en el climaterio. Por desgracia, esa es la causa más frecuente de la histerectomía (cirugía para extirpar el útero), lo cual puede acelerar el proceso de la menopausia con el aumento del riesgo de problemas cardiovasculares o de osteoporosis. Sin embargo la extirpación del útero, símbolo de nuestra feminidad, supone una castración física y emocional. Además, sin él, el equilibrio de nuestro organismo se interrumpe, por eso es muy importante cuidar su funcionamiento. Afortunadamente, existen muchas posibilidades tanto en la prevención como en la mejora. 

Los miomas son tumores benignos de la capa muscular del útero que pueden causar diversos síntomas según su tamaño y posición en el útero. Esta patología puede deberse a un trastorno endocrino. Los miomas son capaces de aumentar en tamaño, más lenta o rápidamente, dependiendo de los efectos ambientales, del estilo de vida o del estrés.

En el tratamiento natural lo más importante es recuperar el equilibrio hormonal con dieta y ejercicios siempre bajo el control de nuestro ginecólogo. Pero también podría ser útil que prestáramos atención a las razones emocionales que pueden conducir a ese estado. Las preguntas que valen la pena hacerse aquí son:

¿Dirijo mis energías creativas a relaciones sin futuro? 

¿Hay algo dentro de mi que quiero mostrar al mundo, pero no puedo o no me atrevo?

¿Dejo que mis energías creativas fluyan libremente?

¿Cómo afronto el tema de tener un bebé?

¿…?

Aliviar los síntomas con ejercicios

Como instructora del Método AVIVA, pondría de relieve la importancia del uso del cuerpo. No solo en el caso de los miomas sino también en la relación con otros trastornos ginecológicos (quistes, dolores menstruales, síndrome de ovario poliquístico, síndrome premenstrual…). Si podemos aumentar la circulación sanguínea en la pelvis, va a mejorar la irrigación sanguínea de los órganos que se hallan allí. Cuando aumenta la irrigación mejora el suministro del oxígeno, vitaminas, hormonas y nutrientes, y se produce una desintoxicación más eficiente en toda esa área, lo que puede ser de gran ayuda para nuestro organismo y un paso más hacia la curación.

Los ejercicios del Método AVIVA son perfectos para mejorar los síntomas de los miomas uterinos porque están basados en movimientos que contraen y relajan el área pélvica fomentando ahí el flujo sanguíneo. Es preciso comentar que en la mayoría de los deportes la sangre sale de la pelvis porque la necesitan nuestros extremidades. Aviva desarrolló una serie de ejercicios donde la sangre, al contrario, viene hacia la pelvis y produce efectos beneficiosos para los órganos sexuales, parte del intestino grueso, la vejiga y la uretra. Además, estos ejercicios estimulan la glándula pituitaria y ayudan a equilibrar el sistema endocrino y a disminuir el alto nivel de estrógeno, responsable en muchas ocasiones de los fibromas uterinos.

Según los resultados que hemos observado en muchas mujeres y según mis propias experiencias los miomas pueden disminuir en tamaño o incluso desaparecer con una dieta sana y los ejercicios del Método AVIVA. En realidad, la meta no es que ellos desparezcan sino más bien encontrar un equilibrio para que puedan reducirse los síntomas y nos dejen vivir nuestro día a día sin molestias. 

Las siguientes prácticas se pueden incorporar a la vida diaria para mejorar la circulación sanguínea en la pelvis.

Estar de pie o sentarse con una postura adecuada (cabeza erguida y centrada, hombros estirados suavemente hacia atrás, dorso recto con curvatura natural). La postura es súper importante porque si no nos ponemos rectos los órganos de la pelvis reciben una presión enorme.

Respirar hondamente.

Dormir boca arriba para no obstruir la circulación pélvica.

√ Ponerse de pie con frecuencia en caso de vida sedentaria.

Contraer los músculos del suelo pélvico y los glúteos al sentarse o levantarse de la silla.

Evitar las ropas estrechas en la cadera o cintura.

Método Aviva
www.vidaviva.eu/es

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