A muchas personas les sucede sin ni siquiera darse cuenta. Viven todo el tiempo obsesionadas con la emoción básica del rechazo, incluido el auto-rechazo. Tienen una sensación continua de ser abandonados, de que “¡Nadie me quiere!”. En realidad la sensación de rechazo no es más que la tapadera de un sentimiento muy común en nuestros días, pero que a mucha gente le cuesta reconocer, me refiero a la “baja autoestima”.
Las personas sin ninguna autoestima no toleran el amor. Anticipan e incluso inconscientemente provocan el rechazo llegando incluso a crearse conflictos con los demás como una forma de llamar la atención. Infelices cuando se les rechaza, pero más aún cuando no se les rechaza, porque piensan que es un engaño. Piensan: “Si me conocieras de verdad, me rechazarías, o entonces te he engañado o me estás engañando, o entonces tú tampoco vales mucho”. Si uno trata de amar a una persona sin autoestima, esta lo rechazará, porque esa persona en el fondo no cree merecer el amor de nadie.
Muchos niños y adultos tienen tal adicción a este patrón de rechazo que prefieren que se les regañe, que se les llame la atención, que se les riña, a que no se les diga nada. Su mayor pánico es la indiferencia. Como consecuencia de estar tan acostumbrados a la desaprobación, tienen tal adicción a ese patrón, que de mayores siguen buscando inconscientemente a personas (pareja o jefes), haciéndoles que actúen como sus padres, y que siempre estarán regañándoles, riñéndoles o llamándoles la atención, en resumen desaprobándoles.
Y para conseguirlo harán todo lo posible para enfadarlos tal y como lo hacían de pequeños con sus padres. Estas actitudes inmaduras pueden dar al traste con una relación y si se trata de una empresa, incluso llevarla a la ruina por no tratar adecuadamente a los clientes.
Consecuencias Negativas del Patrón de Rechazo: Dar demasiada importancia a los demás, comparándose continuamente con ellos e incluso ahuyentándolos, malgastan su energía sobreviviendo y luchando siempre con todo. Mal humor e insatisfacción continuos, repitiendo una y otra vez las mismas situaciones con la consiguiente pérdida de confianza y autoestima. Todo esto impide que la persona pueda evolucionar y madurar emocionalmente. Intelectualmente puede parecer adulta, pero en el fondo su comportamiento sigue siendo el de un niño de 7 años que se siente rechazado y herido.
“La gente te trata como tú te tratas a ti mismo”: Cuando tengas autoestima, también te darás cuenta de que mereces el amor. Si amas a alguien que no tiene autoestima puede que te rechace, porque no cree ser merecedora de tu amor. Para una buena relación equilibrada, las dos personas tienen que tener una alta autoestima. Como decía Maxwell Maltz: “La baja autoestima es como conducir a través de la vida con el freno de mano puesto”.
Para chequear tu autoestima, puedes hacer afirmaciones tales como: mirarte en el espejo desnudo y decirte: “Te quiero, me gusto a mí mismo, merezco amor”, etc. ¿Cómo pueden otros disfrutar de tu compañía si no eres capaz de disfrutar estando contigo mismo? A veces se confunde esto con egoísmo y es un craso error, porque egoísmo es tratar de mostrar a los demás que uno está muy bien, de que se estima a sí mismo, pero en el fondo está hecho polvo y se odia.
“Todo patrón de rechazo no es más que el esfuerzo en mantenerse agarrado a un pensamiento negativo autodestructivo.” El cómo te valoras a ti mismo tiene una influencia directa sobre el estado de tu autoestima y la confianza que posees en tu persona. Y como decía Goethe: “Confía en ti mismo y entonces sabrás cómo vivir”.