Más de una vez me han preguntado: ¿Cómo se te ocurrió escribir un libro como éste?

Y siempre contesto lo mismo: No lo pensé. Sencillamente salió.

A veces no somos conscientes de lo que estamos haciendo, sin embargo nuestra alma sabe por donde lleva “el tajo”. Y eso me ocurrió a mí.

Normalmente solía escribir para mí. Apuntaba las cosas que pasaban en terapia y los trabajos energéticos que yo misma realizo, para su análisis e investigación. Sin embargo las circunstancias me impidieron hacerlo durante unos meses y no me di cuenta. Hasta que una amiga me preguntó, si tenía escritos todos los trabajos energéticos que había estado haciendo en un hospital recientemente.

Yo, firme a mi trayectoria, le dije que sí. Pero, cuál fue mi sorpresa, cuando fui a buscar mis libretas y no había nada de nada sobre ello. Se me pasó.

Así que sin perder un minuto me senté al ordenador. Empecé a relatar todos los trabajos que había estado haciendo con las almas, encarnadas y no encarnadas. En especial, con aquellas que ya abandonaron su cuerpo y se perdieron en esta dimensión, para resolver sus dudas y ayudarlas a encontrar su verdadero hogar, allá en la Luz.

Así, sin darme apenas cuenta, Viajeros de Luz. El Camino empezó a tomar forma. Cuando fui consciente de ello, me dije ¿por qué no? Y todo se me puso delante para poder editarlo y ahí está.

¿Qué podría destacar del libro?

La primera palabra que se me viene a la cabeza es: Profundo.

Léelo con detenimiento y encontrarás la esperanza que necesitas. Es novedoso, pues aporta ideas reveladoras de cómo manejar los problemas que nos surgen en nuestro día a día. Ayuda a entender los conflictos emocionales y de convivencia, y cómo solucionarlos para sentirnos mejor. Pone de manifiesto la importancia de saber cómo nos afecta la energía que proyectamos y que nos proyectan, aún sin querer, para poder trabajar sobre ello y sanarlo.

Es valiente e intimista, ofreciendo ánimo y consuelo a todo aquel que decida navegar entre sus líneas. Demuestra el compromiso de nuestra alma para con nosotros, desde el más puro autoconocimiento. Pero también pone de manifiesto la importancia de hablar de forma natural sobre la espiritualidad y sobre aquello que sentimos.

En una sociedad como en la que vivimos, donde hablar de la muerte es casi tabú y donde la crítica destructiva está en el orden de cada día, resulta comprensible que tengamos miedo de expresar lo que sentimos y lo que “vemos”. Y eso incluye a aquellos que nos van a señalar con el dedo y nos van a juzgar. Hasta que algo les pase a ellos y, justo en ese momento, ¡clic!, se replantean ellos también todas sus creencias.

Pero no importa. Nosotros no les vamos a juzgar por ello. No somos quiénes. Sobre todo porque también estuvimos en su lugar en algún momento.

Nosotros nos centraremos en ser mejores personas desde el respeto y el entendimiento. Y eso se consigue valorando nuestras propias acciones y nuestros propios pensamientos antes de juzgar a otros. Mirando en nuestro interior.

Viajeros de Luz. El Camino habla, a través de ejemplos reales, de la necesidad de trabajar en meditación y profundizar sobre los valores morales. De mirar en nuestro interior para reconocer nuestros errores y aprender a pedir perdón, y con ello a perdonar. De ser conscientes de que cuando prestamos oídos a la crítica, estamos dando a los demás todo el poder sobre nosotros. Pues habremos dejado de pensar por nosotros mismos y nos convertiremos en muñecos, que se mueven bajo los hilos que otros marquen.

Una vez alguien me dijo: Tu libro está lleno de sabiduría, de generosidad y entrega. Sí, le contesté, pero sobre todo de la sabiduría de aquellas almas que me permitieron escucharlas y a las que siempre estaré agradecida, pues ellas y sólo ellas son las protagonistas de estas enseñanzas.

Es interesante y entretenido, pero sobre todo está escrito desde el corazón. Sumérgete en sus páginas, con la certeza de que tu alma encontrará en ellas el reflejo de tu propio camino y, en su recorrido, la paz que tanto deseas.

Fina Navarro
http://viajerosdeluz.blogspot.com.es/