Prepara tu hígado que llega la primavera

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En estos momentos del ciclo anual, final del invierno, debemos preparar el hígado para que la eclosión vital de la primavera, que conlleva una implicación hepática importantísima, no afecte la salud del resto del año.

El hígado está implicado en al menos 300 funciones; principalmente relacionadas con la sangre. Pero ¿qué materia prima le damos como nutrientes para que produzca sangre de la mejor calidad y la envíe a nuestras células?

Nuestra alimentación de los dos últimos meses, desde las navidades…, exceso de hidratos, alcohol, dulces, etc., conlleva una sobrecarga hepática con consecuencias como:

Migraña, Hipertensión, Dermatitis, Ojo rojo y arenoso, Acúfenos, Aftas bucales, Sabor amargo en la boca, Estreñimiento, Forúnculos, Psoriasis, Sueño de baja calidad y un largo etc.

En todos los síntomas hay una inflamación ¿por qué?

La respuesta la tenemos en la acción del hígado para producir y limpiar la sangre: la materia prima viene de los intestinos, que son los que transforman el alimento enviándolo al hígado a través de la vena porta. Este conducto transporta la sangre desde los capilares de los intestinos y el bazo hasta el hígado para que éste la ponga en condiciones de ser utilizada como nutriente para nuestros órganos.

Dependiendo del trabajo que tenga que realizar el hígado, por la calidad del alimento, así estará más o menos “cargado”.

El hepatocito y las células de Kupffer, en función del esfuerzo que realicen, producirán más o menos calor. Por esto se produce lo que llamamos “hígado caliente”.

Nuestro organismo es un reflejo de la naturaleza que nos rodea. Somos un microcosmos. En el verano, a veces, se produce un viento cálido procedente del Sahara. Pues en nuestro cuerpo pasa exactamente igual. Este hígado caliente produce un viento calor interno que ataca al ojo, cabeza, encías, garganta, etc. 

Es por esto por lo que toda la sintomatología que produce el hígado caliente es una inflamación que, si se mantiene en el tiempo, puede producir una hepatitis.

Es necesario enfriar el hígado para que nuestro cuerpo funcione. Para ello es imprescindible cambiar hábitos alimentarios: suprimir alcohol, lácteos, azúcares, grasas saturadas, alimentos procesados e hidratos refinados.

Además del hígado, se desequilibran otras funciones sobre todo digestivas, pancreáticas, etc. Por ello es aconsejable acudir a profesional competente que nos asesore.

Con Kinesiología Aplicada podemos determinar qué órganos son los que debemos equilibrar relacionados con el hígado y qué dieta o productos tenemos que aportar a nuestro organismo para alcanzar la homeostasis para el siguiente ciclo.

¿Qué pasa si nuestro hígado está bloqueado? Después de los atracones de navidad, en enero y febrero tenemos LA GRIPE, que es el esfuerzo de nuestro organismo para eliminar el exceso de toxinas acumuladas.

Si estas toxinas no se eliminan, en la primavera, aparecen reacciones fuertes como la sintomatología ya mencionada.

Cuando entramos en la primavera, con un hígado sobrecargado, también aparece la ASTENIA PRIMAVERAL. En lugar de aparecer una eclosión de vitalidad, tenemos mucho cansancio, agotamiento y apatía.

Los impactos emocionales repercuten también en nuestro hígado, y si no los resolvemos: suspiros frecuentes, emocionalidad a flor de piel, nudo en la garganta, insomnio, irritabilidad, fuerte dolor en la espalda entre los omóplatos, bloqueo lumbar, dolor ciático y en la cadera.

Esta sintomatología puede confundir al profesional y ser tratada como una depresión, recomendando antidepresivos que, en definitiva, sobrecargan y agravan el problema.

En este caso, además de desintoxicar el hígado, es necesario resolver la emoción bloqueada.

Con Kinesiología Aplicada podemos determinar qué emoción está bloqueada y el momento en que ocurrió. Se puede liberar ayudándonos con Terapia Biomagnética, Transgeneracional, etc.

Un modo natural de ayudar a nuestro hígado es el ayuno intermitente, dirigido por un profesional competente.

Como reflexión final, podemos decir que el hígado es el órgano más maltratado de nuestro cuerpo y el que más necesitamos. Sólo tenemos que observar la cantidad de alcohol que tenemos a nuestro alcance, la facilidad para conseguirlo y la edad tan temprana a la que podemos acceder. Esto sólo sucede con los seres humanos.

Por otra parte, la industria manipuladora de alimentos utiliza conservantes, colorantes, saporizantes.

El azúcar que, añadido a muchos alimentos como el pan, embutidos, etc., el glutamato monosódico, incrementan la toxicidad hepática. Por lo que es conveniente “leer la letra pequeña” de los componentes de los alimentos manipulados.

Manuel J. Álvarez Rodríguez
Titulado superior en Naturopatía
Profesor de Kinesiología Aplicada
Director del Centro y Escuela de Terapias  “Casi Natural” en Madrid
www.casinatural.commanuel@casinatural.com
Cofenat nº 3105

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