Si hay alguna terapia que actúe directamente en la detoxificación del organismo a través del rostro es sin duda Kobido.

Todos los días aparece gente nueva en la consulta que se queja de que su cara ha cambiado y ha ido perdiendo los rasgos juveniles que un día tuvo.

Ese es el momento en que el terapeuta de Kobido empieza a trabajar.

El cuerpo físico, y más especialmente el rostro, no es el resultado de las acciones que tomamos ayer, o la semana pasada, sino que tarda años en mostrarlo.

Por eso tampoco existen ni cosméticos mágicos rejuvenecedores, ni pócimas que detoxifiquen el cuerpo con una sola toma.

Hasta aquí todos de acuerdo.

Será según vivamos el día a día durante un periodo en el que nuestro cuerpo, y por ende nuestro rostro, reflejará un estado de salud o desequilibrio.

Muchas veces se ven casos en consulta de personas jóvenes que han perdido el contorno de su rostro con inflamaciones provocadas por medicaciones, que o bien tratan alguna alteración hormonal, o corticoides que tratan inflamaciones internas. Estas medicaciones provocan, en cambio, hinchazón a todos los niveles y sobre todo a nivel facial.

Rápidamente con el tratamiento de Kobido conseguimos retirar de un plumazo esos líquidos antiestéticos y tan molestos que, a veces, cursan con dolor en alguna zona del rostro que siempre coincide con la zona donde, a nivel orgánico, tenemos la inflamación.

Drenamos el rostro y detoxificamos hasta conseguir que el ovalo facial vuelva a recuperar los rasgos que tuvo en origen.

No son sólo la causa de estas inflamaciones, que encontramos en el rostro, la medicación, sino la alimentación o nutrición que estemos dando a nuestro cuerpo físico y, también, los hábitos que adoptemos durante nuestra rutina habitual de vida.

Cuidados como la respiración, el descanso, la alimentación nutricional y, por supuesto, la alimentación emocional.

A veces es una pescadilla que se muerde la cola. ¿Qué fue primero, la alimentación o la emoción?.

El caso es el mismo, en este momento el rostro posee unos rasgos inflamados que nos han hecho perder la expresión, la juventud y la energía que ese rostro tuvo en otros tiempos.

El bienestar emocional se genera, según nuestros pensamientos y creencias, en nosotros mismos, si en nuestra vida hemos pasado por experiencias que no se han depurado, ni transmutado ni digerido, estas quedan tatuadas en el rostro.

Con una pequeña observación por nuestra parte o por la de cualquier persona observadora haremos siempre la misma deducción : “ hay que ver cuánto ha debido sufrir esta persona, se le nota en la cara”.

El diagnostico en Kobido pasa por varias fases:

• Bo Shin- Un primer diagnóstico donde vemos y observamos al paciente.
• Setsu Shin- Tocar el rostro del paciente y ciertas zonas del cuerpo, palpar el latido de su vida y emociones.
• Mon Shin- diagnostico verbal, con preguntas que se realizan al paciente para obtener información de su salud.
• Bun Shin- Diagnosticar mediante el oído y el olfato.

Podríamos detallar cada uno de estos diagnósticos pero hoy vamos a explicar el segundo: Setsu shin, el diagnostico en la palpación.

En un primer momento parece obvio pero el sentido es mucho más profundo y más abstracto. Setsu Shin significa tocar el núcleo de la persona, cortar y abrir el núcleo, usamos las manos como si fueran cinceles.

En Kobido penetramos profundamente en el rostro de la persona pero con una sutilidad extrema, no invasiva.

Palpamos cada fibra y cada hueso que va guiando nuestra mano percibiendo las resistencias y cada matiz de su carácter.

A veces nos desvían las inflamaciones que tratamos en profundidad pero delicadamente. Sin ningún tipo de dolor o agresividad por parte del terapeuta lo que hace que el masaje sea un disfrute pleno.

Poco a poco el rostro va perfilando los rasgos perdidos, esos pómulos llenos de una juventud pasada vuelven a aparecer, el color y la esponjosidad de la piel vuelve, hemos llegado a las capas más profundas de la piel creando Elastina y colágeno completamente natural.

No tenemos que introducir, de ninguna otra forma, en nuestro cuerpo colágeno sintetizado en laboratorio.

Una completa revolución en la cosmética y estética actual, que no todo el mundo conoce y que está al alcance de la mano de cualquier persona.

Hemos perdido en esta sociedad la esperanza en las técnicas manuales milenarias por conseguir, de una forma rápida y brutal, unos resultados estéticos que no son permanentes y que encima no sabemos qué consecuencias nos podrán traer en el futuro.

Me preguntan en consulta siempre cual es el resultado del tratamiento y la duración en el tiempo de Kobido, como alternativa a la estética que se practica actualmente.

Aprovecho estas líneas para comentar lo que observamos en la sabiduría oriental popular que dice que a los cuarenta años uno es responsable de la cara que tiene.

Mientras uno es niño, adolescente o adulto joven la cara es, todavía, el resultado de la herencia familiar y el entorno.

Las situaciones sociales, emocionales y económicas en nuestra vida van dejando esa huella que nos encontramos en la consulta.

Con Kobido revertimos el tiempo, conseguimos detoxificar el rostro y descargar, en una primera sesión, la mayoría de esas inflamaciones y rehacer los cambios que ha sufrido durante tanto tiempo el rostro.

Es verdaderamente sorprendente que en una primera sesión, esas toxinas acumuladas durante tanto tiempo y que nada ni nadie pueden deshacer, excepto Kobido, se disuelvan tan rápidamente.

La siguiente pregunta es la duración en el tiempo; Kobido es acumulativo y siempre aconsejo que sean tres sesiones espaciadas en tres semanas las que necesitemos para llegar a un estado óptimo de la piel.

Hay casos que, por edad o por el estado de la piel, se necesita alguna sesión mas pero no es lo habitual.

Luego, por supuesto, requiere del mantenimiento  que permite que el trabajo realizado de recolocación muscular que se ha realizado no pierda su efecto.

Kobido es para mis clientas, el secreto mejor guardado de su belleza.

Es cuando se levantan y se acercan a ese espejito mágico que tengo en la consulta, cuando la sorpresa y la satisfacción vuelven a su rostro, su piel energetizada,  y sus líneas de expresión cinceladas otra vez.

Namaste

Natacha de Cortabitarte