Osteopatía e inactividad física

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Se dice que donde hay movimiento hay vida, nuestro estilo de vida, sobre todo en el ámbito laboral, comporta una serie de hábitos qué deterioran la calidad del funcionamiento de nuestro cuerpo, en especial de nuestro sistema músculo esquelético, así́ como de ciertos órganos. 

Actualmente vivimos en un mundo donde la información viaja rápido, pero, paradójicamente, nuestro cuerpo se mueve cada vez menos, nos hemos vuelto más sedentarios, en el ámbito laboral y personal es donde determinados hábitos posturales, repetidos diariamente, crean disfunciones que, de no ser tratadas, se convierten en lesiones crónicas osteopáticas.

Para los que no conocen qué es la Osteopatía, decir que es una terapia manual natural, cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Creado por el médico naturista Andrew Taylor Still, disconforme con los tratamientos de salud de su época, no sólo abarca patologías óseas (osteopatías) sino también de otros sistemas del cuerpo; muscular, digestivo, nervioso, respiratorio…, contemplando el cuerpo como un todo interconectado e indivisible. 

La particularidad de la Osteopatía es que actúa sobre el origen y no sobre las causas. Tiene en cuenta la capacidad de autocuración del cuerpo y lo que trata más bien es de colaborar con el cuerpo más que es establecer imposiciones terapéuticas. El tratamiento osteopático no crea dependencia del terapeuta, y los resultados suelen ser rápidos eficaces y de larga duración, y lo más importante es que te ayuda a ponerte en contacto con tu cuerpo. 

A continuación, voy a explicaros un gesto que realizamos cotidianamente a una velocidad de 0 kilómetros por hora, y que tiene consecuencias sobre nuestra salud de una manera sigilosa y poco aparente. Existe una gran parte de la población que realiza trabajos en oficina y eso, a veces, supone estar sentado un mínimo de 6 a 8 horas diarias frente a un ordenador la mayor parte de su vida laboral. Esta postura producirá una serie de disfunciones; principalmente musculoesqueléticas. 

Si no ponemos remedio a esto, los trastornos harán su aparición, primero en forma aguda, y después en forma crónica.

Voy a ir describiendo las zonas más criticas corporales que pueden verse afectadas por el hábito de estar sentados durante largos periodos, día tras día. Antes permitidme unas notas de anatomía, para entender este proceso. 

La columna vertebral está formada por 33 vértebras: 7 cervicales, 12 dorsales o torácicas y 5 lumbares, el resto lo forman las 5 vertebras sacras y las 3 coxígeas. Se encajan unas encima de otras formando las curvas características de la espalda, es decir, la lordosis a nivel lumbar y cervical, la cifosis a nivel dorsal y sacra. Este apilamiento vertebral va a formar el canal central por el qué pasa la médula espinal, este canal también posee un espacio llamado agujeros de conjunción, por el cual se bifurcan a la izquierda y a la derecha los nervios raquídeos entre cada dos vértebras, en dirección al resto del cuerpo-músculos, órganos y viseras-a fin de hacer posible un buen funcionamiento de estos. 

Que la columna vertebral esté perfectamente alineada, es decir, mantenga una postura adecuada, es muy importante, ya que una postura no correcta puede crear desajustes vertebrales, que impiden el correcto funcionamiento fisiológico corporal, qué más tarde darán lugar a problemas más serios. 

Zonas 

1. Columna vertebral 

Estar sentado durante mucho tiempo suele producir una rigidez en las articulaciones vertebrales de la columna, así como vicios posturales y falta de tono muscular, tanto a nivel de la musculatura superficial de la espalda -trapecio, dorsal ancho, cuadrado lumbar -así como en la musculatura profunda- paravertebrales-. Todos estos factores darán lugar a una serie de disfunciones, ya bien sea la región lumbar, dorsal y cervical. 

2. Región lumbar

Un factor determinante va a ser el sobrepeso que, unido a la falta de actividad y a la postura de estar sentados, va a añadir un componente de estrés físico a nivel de la columna lumbar y sacra dando lugar a lumbalgias, protrusiones y hernias discales sobre todo a nivel de la última lumbar y primera sacra es decir L5 S1. Aunque no se tenga sobrepeso, este tipo de lesión, también puede afectar a personas dentro de su peso. Importante, también, tener en cuenta que la postura sentado tiene una incidencia muy notable sobre la CADERA, ya que esta permanece encajada sin movilidad y esto puede incidir sobre los problemas de espalda baja, media, incluso alta. Las tendinitis de cadera así́ como las bursitis suelen ser muy corrientes en actividades qué implican un trabajo en oficina. Otra mención especial son los problemas asociados a la RODILLA, mantenerlas dobladas puede provocar disfunciones a nivel de los cartílagos, sobre todo si tenemos la costumbre de llevar los pies por debajo de la silla. Un reposapiés sería una buena solución. 

3. Región cervical 

La posición de la cabeza inclinada hacia delante que se suele adoptar ante la pantalla del ordenador o incluso cuándo estudiamos, suele crear tensiones musculares a nivel cervical, tanto en los músculos que se encuentran delante del cuello, por ejemplo, el esternocleidomastoideo, como los que están detrás del cuello, el trapecio, en su recorrido desde la base hasta la nuca. Estas tensiones mantenidas en el tiempo van a dar lugar no sólo a cervicalgias, sino también protusiones y hernias discales, así como a migrañas y mareos por tensión de los músculos de la nuca, problemas en articulación temporomandibular: bruxismo…etc. 

4. Región dorsal o torácica 

Cuando estamos sentados haciendo un trabajo de tipo administrativo con los brazos extendidos sobre la mesa y los codos apoyados, se produce una giba a nivel de las vértebras dorsales, ya que nuestra cabeza se desplaza hacia delante y nuestros hombros rotan hacia dentro. 

Estos factores pueden dar lugar a las dorsalgias o dolores entre las escápulas así́ como a una sobrecarga muscular. Esto también producirá a la larga, tensión en la musculatura del hombro y en especial la tendinitis del músculo llamado supraespinoso. Uno de sus síntomas es la dificultad en el gesto para ponerse o quitarse una camisa el abrigo, llevar la mano a la espalda, o en las mujeres abrocharse/desabrochar el sujetador. 

Esta postura de cierre a nivel dorsal también puede provocar disfunciones osteopáticas a nivel respiratorio y, por ende, trastornos de ansiedad, ya que se produce una compresión de las costillas altas, así́ como una compresión y rotación de las clavículas que incide, de manera indirecta, en el sistema nervioso vegetativo, el cual es responsable de la actividad respiratoria.

También, cabe señalar las disfunciones que puede crear esta postura sobre la articulación de la MUÑECA, ya que los trastornos cervicales y así cómo los del hombro, pueden producir, indirectamente, sobrecargas tensionales en la musculatura de los miembros superiores, qué pueden dar lugar a síndromes como el túnel carpiano y la tendinitis de Querían– tendinitis en el dedo pulgar de la mano- estas dos disfunciones se suelen acrecentar por el uso del teclado y del ratón de forma inadecuada.

Un factor determinante en la salud, no sólo de nuestra espalda, sino también en nuestro esquema corporal general, es la falta de tono muscular, el hecho de estar sentado en la oficina trabajando largas horas y después llegar a tu casa y tirarte al sofá y no poner remedio, es decir llevar a cabo alguna actividad física puede pasarte factura a nivel muscular. 

Con el tiempo puede producirse lo que se conoce como sarcopenia, del griego sacro que significa carne y, penia, pobreza. Es decir, la pérdida degenerativa de masa muscular y fuerza por llevar una vida sedentaria. A partir de los 40 años, solemos perder aproximadamente un 5% de masa muscular cada 10 años, esto se acelera mucho más pasados los 60, y en las mujeres, debido a la menopausia, suele ser más acelerado. Luego, a menos músculo, menos capacidad metabólica y por lo tanto más aumento de peso, Y menos densidad ósea – osteoporosis -. EL esqueleto óseo se vuelve más pesado, los discos de nuestra columna vertebral pierden su capacidad de amortiguación, pierden agua y, por lo tanto, perdemos estatura, nos encogemos y las deformaciones vertebrales: el cuello de bisonte, un abultamiento en la base de cuello, la giba a nivel dorsal, la postura vencida hacia adelante, caminar inseguro…, etc. se va apoderando de nuestros gestos cotidianos. 

Nada más que tenéis que observar a mucha gente mayor y no tan mayor para poder constatar lo que os digo. 

La falta de movimiento produce que la circulación sanguínea sea más lenta, sobre todo a nivel de los miembros inferiores, dando lugar a la aparición de tobillos hinchados, varices, retención de líquidos…, etc. 

Todas las disfunciones corporales que he mencionado anteriormente tienen solución efectiva, dependiendo según los casos, a través de un tratamiento general osteopáticoTGO– que tiene en cuenta el carácter global del cuerpo humano. Sí a este tratamiento aplicamos el conocimiento del origen emocional de las enfermedades- Biodescodificación– habremos dado un salto Cuántico en el proceso de sanación holística del individuo. Ya que somos algo más que huesos, músculos y órganos, somos también seres emocionales, espirituales y energéticos. 

Eutiquiano Endje
www.cuerpozen.com

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