Georges Lakhovsky y la energía de la vida

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Georges Lakhovsky fue uno de esos genios a los que, desafortunadamente, hemos relegado al olvido. Creyó firmemente que la vida, ante todo, es un legado de la energía. Que la vida se sostiene por la energía. Que, en suma, la vida es energía. Lo interesante es que no sólo fue un teórico sino un demostrador práctico de sus pensamientos.

Afirmó que las células poseen diminutos circuitos oscilantes de energía. Quiso ver en los cromosomas y condriomas celulares la fuente de esa energía oscilante. Y todo ello lo explicó en un tiempo, casi a principios del siglo XX, en el que todas estas cosas sonaban a ciencia ficción barata.

Hoy, sin embargo, sabemos que no erró en sus apreciaciones. Es verdad que las células emiten energía. La podemos medir. Todo nuestro organismo realiza sus funciones gracias a los potenciales eléctricos que son capaces de provocar sus células. Lakhovsky creyó que los cromosomas y condriomas celulares eran, como ya vimos, microscópicos circuitos que oscilan entre el pulsante mar de ondas que es la vida. Tales elementos, como tubos de materia aislante entre un líquido semejante en su composición al agua del mar (conductor de la electricidad), producen casi infinitas gamas de longitudes de onda.

Explicó que esos diminutos circuitos eléctricos celulares son susceptibles de desequilibrarse por múltiples causas: ondas cósmicas, atmosféricas, telúricas y las producidas por aparatos eléctricos creados por el propio ser humano, las alteraciones minerales del protoplasma celular, las agresiones a las membranas celulares (por ejemplo, por los llamados radicales libres)…

Fue Lakhovsky el pionero práctico en estas materias. Hoy podemos aceptar, sin ninguna duda, muchos de sus postulados, pero no parecemos dispuestos a reconocer que él fue quien removió el mundo del pensamiento para revolucionar nuestras ideas y hacer avanzar la ciencia.

¿Acaso no sospechamos ya que los campos electromagnéticos de baja frecuencia son responsables de algunas de esas locuras celulares que llamamos cáncer? Puede que no todos estén dispuestos a aceptarlo, pero este es el fundamento de las demandas judiciales de afectados por líneas eléctricas de alta tensión que pasan cerca de las casas. La estadística ha apoyado estas demandas. Sabemos también, al menos en parte, cómo afectan al sistema nervioso humano las tormentas electromagnéticas solares. Y también existen interesantes estudios sobre las influencias telúricas sobre el organismo humano.

Sabemos que las células sanas dispersan una diferencia de potencial que podemos medir en milivoltios y que cuando enferman disminuye notablemente.

Por todo ello y mucho más, Lakhovsky estaba convencido de que era posible estimular a las células para que su oscilación eléctrica retornase a la normalidad y así revertir el estado patológico. Pero ¿cómo saber cuál será la longitud de onda y la frecuencia apropiada para cada célula?

Después de numerosas experiencias construyó un aparato capaz de producir un campo electromagnético que reproducía todas las frecuencias interesantes. Estimulada de esta forma, cada célula puede vibrar en resonancia con su propia frecuencia. Hoy en día es muy sencillo realizar un instrumento semejante.

El Oscilador de Ondas consistía en un emisor y un receptor, basados en el «circuito oscilante» que ya había utilizado con éxito durante muchos años. Son notables sus experiencias previas con plantas y animales a los que se provocaban determinados tipos de tumoraciones y que retornaban a la normalidad con un simple circuito. Se trataba, por tanto, de un oscilador que reproducía todas las longitudes de onda fundamentales desde 10 centímetros a 400 metros, con todas las frecuencias entre 750.000 ciclos por segundo a 3.000 millones, emitiendo, además, numerosas frecuencias armónicas que ampliaban la gama desde 1 a 300 trillones de pulsaciones por segundo. Entre esta escala de vibraciones se encuentran todas las posibilidades vibratorias de las células de nuestro organismo y, por tanto, se consigue (por el fenómeno de la resonancia) que recuperen su normalidad energética y funcional.

Todo esto sería apenas una teoría medianamente curiosa si no fuera porque desde el año 1930 numerosos médicos y enfermos certificaron la extraordinaria utilidad del oscilador de Lakhovsky. Antes ya había curado radicalmente muchos casos de los llamados «cánceres vegetales», por ejemplo, el de los pelargoniums a los que se inocula la Bacterium tumefaciens.

Pero desde principios de los años treinta el aparato de Lakhovsky se utilizó en diferentes hospitales de París (Hôpital Saint-Louis, Val de Grâce, Calvaire, Hôpital Necker, Dispensaire Franco-Britannique, laboratorios de la Fédération Nationale de Blessés du Poumon y el Institut de Physique Biológique). En todos estos hospitales e instituciones se recogen testimonios firmados y certificaciones de diferentes doctores que nos ponen en la grave tesitura de tener que explicarnos cómo es que todo esto ha quedado sepultado entre la más flagrante ignorancia.

No es posible reproducir aquí la ingente cantidad de informes positivos que generó el uso de su oscilador celular en los años treinta, incluyendo un número elevado de curaciones de casos de cáncer certificadas por prestigiosos doctores que tuvieron la suficiente amplitud de criterio como para aceptar probar el aparato.

Cómo se aplica el tratamiento  

El aparato se compone de un emisor y un receptor que provocan un campo electromagnético de múltiples longitudes de onda. Los dos resonadores citados se colocan uno frente a otro, a una distancia de 1,3 a 1,5 metros. El paciente se ubica en medio, sentado en una silla no metálica sino de algún material aislante como la madera.

La duración de la sesión dependerá del estado del enfermo y el estado de la enfermedad. En principio 15 – 25 minutos son suficientes en cada sesión. Se pueden obtener excelentes resultados con irradiaciones de cinco a siete minutos cada dos días. Algunos profesionales opinan que cada sesión debe durar de diez a doce minutos. Finalmente, el número de sesiones necesarias es extremadamente variable, dependiendo del estado y las reacciones del enfermo.

El paciente no siente ninguna molestia durante la terapia. Al contrario, el paciente entra en un estado de tranquilidad y relajación debido a un leve aumento de saturación de oxígeno.

No existe ningún tipo de contraindicación salvo para mujeres embarazadas y personas con marcapasos o con prótesis metálicas.

El Oscilador de Ondas Múltiples, puede ser utilizado por cualquier tipo de terapeuta, médico, o profesional con la correspondiente formación que ofrece quantumspain.es.

El Oscilador de Ondas Múltiples de Quantum Spain, es el único dispositivo original de Georges Lakhovsky que no sólo consta del Oscilador de Ondas y las antenas de Lakhovsky, sino que también ofrece un gran abanico de posibilidades terapéuticas como por ejemplo:

  • Terapia con la Lámpara de Gas de Argón (Oxigenación celular).
  • Terapia para el dolor con la Antena Impresa Plateada (Lesiones, dolores musculares, patologías focalizadas).
  • Terapia de relajación con los cojines terapéuticos (Relajación en general).
  • Terapia de alta frecuencia con los Electrodos de Vidrio (Estética, belleza y dolor).
  • Generar plata coloidal con el Oscilador de Ondas Múltiples (Accesorio).

www.quantumspain.es
Tel. 628500877 – 609515870

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