Generar energía sin gastar energía – La Conversación IX

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¿De qué es capaz nuestro cerebro?

Ya nos hemos acostumbrado a los coches eléctricos. Un cuarto de los taxis de Madrid y Barcelona son híbridos. Sin embargo no estallan las ventas a particulares, por la simple razón que no somos tontos. Sabemos que necesitamos quemar carbón, leña, petróleo y gas para producir la electricidad que mueve estos coches «ecológicos». También se sabe que este tipo de energías será siempre más cara por la simple razón que serán siempre más escasas y cuesta siempre más sacarlas de fuentes siempre menos accesibles. Sí, parecen solucionarse los problemas en medio oriente, enterémonos del hecho que el precio de los carburantes subirá como un cohete, hasta llegar al triple de hoy.

Durante los últimos años, Alessandro Di Masi incluye en sus cursos de Sanergía información energética acumulada gracias a experimentos realizados en universidades como la de Gante en Bélgica, Utrecht en Holanda, Sedona en Arizona y Ann Arbor en el estado de Michigan.

En la facultad de metafísica de Sedona pusieron electrodos en la cabeza de una estudiante, conectados a través de un transformador a su móvil. Al cabo de una pequeña hora de una banal conversación con amigos, su cerebro había generado bastante energía para cargar su móvil a tope. Los militares de estados poderosos impiden la divulgación de estas técnicas. Financian a menudo experimentos para ver si pueden aplicar los nuevos descubrimientos con fines bélicos. Ya no es ningún secreto que Rusia y EEUU disponen de tecnología cerebral para volar con un avión de caza con sólo el poder cerebral.

La energía está en lugares dónde menos te lo esperas…

Laura Guzmán: ¿Cómo has dicho que cargas tu móvil?
Alessandro Di Masi: Caminando

L.G.: ¿Caminando? ¿Y esto cómo funciona?
A.D.M.: En el talón de mis bambas hay espirales conectadas con una bomba que empuja el aire a un minúsculo generador que produce electricidad magnética. Cuanto más fuerte pisas, más electricidad produces.

L.G.: ¿Si corres, generas más?
A.D.M.: Exacto. También hay un dispositivo externo atado con un pequeño cinturón encima de cada rodilla y otros a los dos lados de la cadera. Con ello puedes cargar un determinado tipo de pilas recargables.

L.G.: ¿Así que eres también inventor?
A.D.M.: No, no, para ser sincero, a nivel tecnológico soy bastante torpe. Tengo ideas que comparto con un par de jóvenes ingenieros, estudiantes de ingeniería en la universidad de Utrecht, en los Países Bajos, que las transforman en objetos comercializables.

L.G.: ¿Lo tuyo no está comercializado?
A.D.M.: Este modelo es un poco incomodo. Solucionando algunos inconvenientes, lo veo perfectamente comercializable. Se podría producir por menos de veinte euros. Y podríamos inventar un modelo adaptado a los perros. Les encanta correr. Y tú te obligas a sacarlos para cargar el móvil, el portátil… Ya son auto-cargables las bicicletas eléctricas, los coches de formula uno…

L.G.: Me encanta. Sin gastar petróleo, carbón, leña, o gas, produce electricidad. Además incita a caminar, bueno para los jóvenes crónicamente sentados mirando sus smartphone.
A.D.M.: Muchos jóvenes de Utrecht que ya se diplomaron hace años, siguen formando un grupo que afirma no necesitar energía ‘mecánica’ para hacer mover máquinas y objetos. Cada año realizan un nuevo vehículo solar. En Holanda, conocí a Daniel Roosegarde. Búscalo en Imágenes de Google (Studio Roosegarde). Es un artista inspirado por la luz, por su arte, utiliza fotocélulas que se cargan con la luz del día. De esta manera crea también obras prácticas como pasajes peatonales fosforescentes, pistas para bicicletas perfectamente visibles por la noche, asfalto mezclado con fotocélulas para iluminar las autopistas durante la noche.

En la actualidad Roosegarde dirige un megaproyecto en Beijing. Andadores en gimnasio que producen electricidad para hacer funcionar semáforos, un extraordinario sistema de aspiración transforma el contaminado aire de la capital china en… joyería ultrasólida hecha de carbono indestructible. Sabemos -¿no?- que el diamante es carbono. Con este proyecto Roosegarde está creando un pulmón de aire puro en la ciudad más contaminada del mundo. Todo deberá terminarse para los Juegos Olímpicos de invierno del 2022. Faltan poco más de 5 años para verlo.

L.G.: ¿Qué más podríamos imaginar con energía humana o gratuita?
A.D.M.: Al principio hablábamos de calzados. Bien, seguimos caminando. Imaginamos miles de personas, el sábado, en la calle comercial más importante de la ciudad, caminando sobre una alfombra mágica gomosa debajo de la cual un ingenioso sistema transforma los pasos de los clientes en electricidad, suficiente para producir toda la energía necesaria para alimentar los comercios. Es brillante. Con menos gastos de gestión, las compras saldrían más baratas. Invertir en este tipo de energía verde sólo puede procurar beneficio para el ciudadano. En los países escandinavos, en Bélgica, Holanda y Alemania, el estado subvenciona las personas que utilizan energías alternativas. España se queda como última de la clase, multando, absurdamente, a la gente que intenta utilizarlas. Está claro que hay codicia e intereses personales en juego. Nadie en este país habla de Greenpeace. En muchos temas no hay libertad de prensa. De Francia hacia arriba lo que grita Greenpeace llega a cada escaño político.

Con el conocimiento que tenemos de las energías verdes y azules, es pura delincuencia frenar una evolución que beneficiaría a toda la población.

L.G.: ¿Cuando veremos en acción todos estos proyectos?
A.D.M.: Ya existen, sólo falta aplicarlos. Hay extractos de plantas exóticas fluorescentes que se pueden mezclar con jóvenes semillas de árboles. Plantemos árboles con estas semillas transgénicas y en diez o quince años iluminarán las más preciosas avenidas. Estos árboles absorben la luz del día y la transmiten por la noche. Cuántos accidentes, cuántas vidas humanas salvaremos iluminando calles con la luz de los árboles y qué bonita sería la ciudad con árboles, flores y oxígeno en cada calle. Será, incluso, romántico pasearse de noche por el parque a la luz de las plantas en vez del smartphone. Además, cuando estos árboles estarén iluminados, absorberán más monóxido de carbono, el contaminado gas que los árboles suelen absorber solo durante el día.

L.G.: ¿De dónde viene el material fluorescente?
A.D.M.: Se puede sacar de unas plantas y de un microscópico mosquito. Bélgica y Países Bajos son reconocidos líderes mundiales en nanotecnología. En el proyecto está también la universidad de Cambridge. Con la ayuda de ingenieros Taiwaneses se crearon fotocopiadoras 3D que copian y reproducen hasta los electrones de átomos fosforescentes, como se puede hacer con las células madres, por lo cual no hay que matar a ninguna planta o insecto más. Todo es materia, todo se puede copiar, hasta el cuerpo humano. Otra técnica es utilizar nanopartículas de oro e inyectarlas en un tipo de algas y plantas acuáticas. A consecuencia transmitirán una luz de color rosáceo, un fenómeno que se llama bio-LED. Aplicándolo a los arboles podremos producir energía totalmente gratuita.

L.G.: Me pregunto para cuando el mundo será tan bonito como lo describes…
A.D.M.: Todos esto se puede hacer, ahora, ¡ya! Pero los políticos son como la gente común. No se atreven a aceptar o intentar algo nuevo, simplemente porque no lo entienden y no quieren pasar por retrasados. Lo veo en mi profesión de Sanergista. Con 300.000 años de experiencia, aún hay unos que no se creen que puedas curar a cualquiera con la fuerza del pensamiento. Gente que se curó a través de las energías no se atreve a decírselo a nadie. En algunos países, incluso, pueden arrestarte por afirmar que curas el cáncer. Con los políticos es peor. Sus decisiones son públicas, por lo cual, si unos proyectos o decisiones no resultan rentables, serán sancionados en las próximas elecciones perdiendo escaños y… millones de sobornos. Les resulta más prudente no tomar decisiones que incentivar el progreso, optar por el dinero rápido en vez del bienestar de sus votantes. En los últimos veinte años, la corrupción ocupa la mitad del tiempo de los telediarios. Hay que hablar de logros, éxitos, victorias.

L.G.: ¿Algo bueno para terminar?
A.D.M.: En el 2010, el hotel Crowne Plaza de Copenhague utilizó su clientela como fuente de energía. Los clientes tenían que hacer una hora de ejercicio con cintas de correr, pedalear, peck decks, máquinas de remo, para generar electricidad. A cambio les invitaba el hotel a un menú del día. Por supuesto el proyecto no generó bastante energía para hacer funcionar el hotel, pero la dirección lo consideraba un acto de concienciación. Sin olvidar mencionar que durante más de un año, el hotel estaba siempre «completo». Cuando das… recibes.

En la foto podemos apreciar una camino que se alimenta de energía con el paso de las bicicletas.

Por Alessandro Di Masi & Laura Guzmán
www.sanergia.com

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