Comunicación con el más allá a través de medios técnicos

#Publicidad

La TCI (Transcomunicación Instrumental) es un conjunto de técnicas que permiten la presunta comunicación con personas fallecidas y captar voces o imágenes a través de instrumentos electrónicos de uso corriente. Decenas de miles de personas en todo el mundo buscan, con una simple grabadora, lograr el ansiado contacto con sus seres queridos fallecidos. La radio, la televisión, los teléfonos móviles o incluso aparatos especialmente construidos, son algunos de los equipos con los que se registran voces e imágenes de otro mundo desde hace más de un siglo.    

Quizá es la falta de certezas y la difícil aceptación de hechos irreversibles, como la muerte –más aún cuando se producen de forma prematura o traumática-, lo que impulsa a las personas a intentar contactar con sus seres queridos. Y esto no es nada nuevo, ya que la práctica totalidad de las sociedades humanas han utilizado los más diversos métodos -sueños, drogas alucinógenas y otros medios similares- para ver, oír o sentir a quienes han dejado ya este mundo.

La psicofonía, el más popular de los fenómenos de la TCI, ofrece a los experimentadores una ‘evidencia’ independiente de los sentidos (los equipos electrónicos no pueden alucinar) y no necesita más intermediario que una sencilla grabadora. Así, las psicofonías no necesitan de chamanes, ni mediums ni gurús.

Estas voces estuvieron presentes desde la creación de los primeros aparatos. El registro más antiguo se le atribuye al antropólogo ucraniano Waldemar Bogoras, que en 1901 realizó una expedición a Siberia para estudiar la tribu de los Chukchee. El equipo de investigación de Bogoras incluía uno de los primeros grabadores de sonido, con el que el antropólogo registró episodios de la vida cotidiana del pueblo siberiano. Entre ellos grabó una sesión de invocación a los espíritus, que realizó un chamán. En la grabación se registraron voces que no se escucharon durante la sesión que, en ocasiones, tenían más intensidad que las de los chamanes. Si bien esta podría ser la grabación psicofónica más antigua, se sucedieron otras muchas durante las primeras décadas del siglo XX.

Una de ellas ocurrió en el laboratorio de física de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán. El 17 de septiembre de 1952, los sacerdotes Gemelli y Ernetti estaban grabando cantos gregorianos en un antiguo aparato, que utilizaba un alambre a modo de cinta magnética. En una de sus sesiones, grabaron una voz que no debería estar allí. A este primer registro le sucedieron otros y las investigaciones de ambos sacerdotes sobre este fenómeno se prolongó durante toda la década, haciendo diversas pruebas de laboratorio sobre la obtención de voces. Años más tarde, en 1986, el padre Pellegrino Ernetti concedió una entrevista a la revista italiana Oggi, donde pormenorizó sobre los resultados e investigaciones realizados desde 1952.

Pocos años más tarde, concretamente en 1956, el investigador norteamericano Raymon Bayless también captó voces de origen paranormal. Durante los trabajos de investigación que estaba llevando a cabo con el psíquico Attila von Slazay, quedaron grabadas en la cinta magnetofónica voces que no se habían escuchado durante la sesión mediumnica. Bayless intentó dar a conocer sus descubrimientos a la comunidad parapsicológica, pero sufrió la indiferencia de sus colegas.

Aunque las psicofonías son un fenómeno presente desde la aparición de los primeros magnetófonos, lo cierto es que popularmente se le atribuyen al pintor, músico y cineasta sueco Friedrich Jürgenson el descubrimiento del fenómeno.

Según su propio relato, el hallazgo de las voces paranormales se produjo de forma totalmente casual: Fue en el año 1959, cuando Jürgenson se dirigió a un bosque cercano a su casa en Mölnbo,cerca de Estocolmo, con la intención de grabar los trinos de los pinzones para la banda sonora de un documental sobre la vida de los pájaros. Dejó su magnetófono cerca de un árbol y se alejó lo suficiente para que la cinta pudiera registrar con naturalidad los trinos de los pájaros.

Cuando regresó a su casa dispuesto a escuchar el material grabado, notó que entre los sonidos propios de las aves se escuchaban voces humanas, que él identificó como palabras en sueco y noruego, junto con algo de música. Volvió días después al bosque para grabar nuevamente el canto de los pinzones, esperando que esta vez ninguna voz “ensuciara” su registro. Habiendo tomado todas las precauciones para que allí no estuviera nadie, realizó una nueva grabación, en la que aparecía una voz que le llamaba por su nombre de pila. En un principio, Jürgenson pensó que aquellas voces pertenecían a alguna emisora de radio que había entrado accidentalmente por el magnetofón, cuestión que -luego de algunas pruebas- desechó. Tras años de investigación llegó a la conclusión de que se trataba de voces de personas fallecidas.

Voces de radio

Friedrich Jürgenson fue el primer gran experimentador y máximo divulgador del fenómeno de las psicofonías, aunque -con el tiempo- también obtuvo voces a través de la radio, que respondían directamente a sus preguntas. Para no confundirse con emisoras convencionales, Jürgenson pedía a sus interlocutores que se identificaran con una palabra clave antes de iniciar cada experimento. Sus investigaciones marcaron el camino a muchos otros investigadores, que aun hoy siguen utilizando la radio como instrumento de contacto con el otro mundo.

Las imágenes también forman parte de ese conjunto de técnicas de contacto con el más allá, que en España se las conoce como psicoimágenes. En la década de los 80, el alemán Klaus Schrieber ideó un método para captar imágenes de esa otra realidad, con el que consiguió registrar ‘fotografías’ de su hija fallecida, entre otros muchos. Su técnica se sigue utilizando en la actualidad, aunque con equipos más modernos, capaces de captar rostros en tres dimensiones.

Voces e imágenes captadas por equipos electrónicos forman parte de la Transcomunicación Instrumental, que hoy en día es mucho más que la creencia en un contacto con el más allá, es una forma de entender la vida y también un incipiente movimiento filosófico y social. Muchos miles de ‘transcomunicadores’ pertenecen a diferentes grupos y asociaciones, en las que editan boletines para conocer las últimas técnicas y hallazgos, organizan reuniones y seminarios prácticos para utilizar esta técnica de contacto e, incluso, algunos inventores han desarrollado equipos especialmente concebidos para una mejor comunicación.

Miles de personas en todo el mundo se lanzan a la búsqueda de un contacto, pero ¿de quién son esas voces? ¿Cómo suenan? ¿Qué dicen? ¿Cómo se graban? ¿Qué fiabilidad tienen?.

Carlos G. Fernández
carlosgfernandez@yahoo.es

Comparte este artículo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

#Suscríbete..

#Publicidad

#Facebook

Lo más popular