En estos momentos que corren, nos estamos enfrentando a nuestros propios monstruos… nuestros miedos, inseguridades, VULNERABILIDADES.
Tenemos miedo a enfermar, miedo a que los nuestros enfermen, miedo a perder las personas que amamos, miedo a no aguantar el “encarcelamiento”, miedo a salir… También tememos por nuestro trabajo, por nuestra economía, por lo que nos pueda faltar, por lo que ya falta, por no ver o tener cerca a las personas que queremos, por lo que le pueda pasar, por lo que pueda sentir, o justamente dejar de sentir…
Y ese miedo, estas inseguridades nos hacen vulnerables. Nos anticipamos a lo que todavía no ha pasado desde una vibración muy baja por permitir que nuestra mente recree una situación que en realidad… todavía no existe. Pero como somos creadores de nuestra realidad, solo el hecho de pensarla, la estamos CREANDO.
¿Cómo evitarlo?
Abrazando nuestra vulnerabilidad. Reconociéndola en todas sus dimensiones, tamaño, lugar de nuestro cuerpo donde se intensifica, su densidad, color… ¡hasta la podemos dar un nombre! Y, desde ahí, desde ese reconocimiento de cuánta parte de nosotros es vulnerabilidad, empezar a minimizarla.
¿Cómo?
Trayéndola al momento presente de nuestra vida. Cuestionando su verdadera existencia HOY y ahora. “¿Mi miedo a… es real? ¿Está pasando en este preciso momento? Entonces, ¿existe realmente?” Si la respuesta es “todavía no”, estás a tiempo de transmutarlo.
Envuelve tu miedo en una burbuja de LUZ cálida y, como si se tratara de una gran pompa de jabón, sóplala para que se lo lleve el viento. Agradece la experiencia de haberla sentido en ti, y manifiesta en voz alta que ya no la necesitas. Que tu corazón está en calma y que has decidido VIVIR EL PRESENTE. Agradece todas las cosas que HOY te hacen feliz, recréate en pensar en ellas. Con eso, además de transmutar tu vulnerabilidad, estarás subiendo la vibración de tu alma, y dando paso a que solo te pasen cosas maravillosas.
Silvia Torralba
¡Compártelo! Sé parte del cambio de conciencia.