Nuestra vivienda es un “ente”.
Así como los seres humanos tenemos un campo físico y áurico, las casas también poseen un campo físico y áurico donde van quedando grabadas algunas improntas energéticas positivas y negativas vividas en ellas por sus residentes.
Todos hemos podido comprobar cómo nuestro paso por ciertos lugares nos causa intranquilidad y malestar, y en cambio, otros lugares nos inducen a una sensación de paz y bienestar. Esto es debido a la energía que emana del lugar y que nuestro ser percibe, aunque no seamos conscientes de ello.
Las energías de baja vibración en los hogares causan frecuentemente cansancio, insomnio, nerviosismo, irritabilidad, confusión mental, modificaciones en los estados de ánimo, cefaleas, entre otras alteraciones.
Muchas personas sienten malestar en su casa e incluso cierto rechazo a entrar en ella, desconociendo por completo la causa. Sin duda, a menudo es debido a la carga energética negativa que impregna el ambiente de la misma.
Si en tu hogar has pasado por momentos difíciles de discusiones o problemas de salud (p.e.), necesitará una limpieza de la impregnación negativa que haya quedado grabada en ella, y luego una posterior armonización.
Quizás estés viviendo en una casa donde antes hubieran vivido otras personas, algo a tener muy en cuenta, ya que las energías de los antiguos residentes han dejado impregnaciones en la misma. Es posible que hubiera sufrimiento, odio, violencia física o emocional, tristeza o problemas de diversa índole, emociones y acciones que han ido impregnando la energía de la casa.
También es posible que tu vivienda se halle en un lugar donde antes se ubicó un edificio destinado a otros usos no residenciales (fábrica, oficinas…), en este caso también la casa, aunque sea de nueva construcción, conserva la carga energética de la actividad que allí se desarrolló y de la gente que allí trabajó, aunque haya transcurrido mucho tiempo.
En cuanto a los locales de negocios sucede lo mismo, pero más agravado todavía si es un local donde pasan centenares de personas cada día; distintas personas que, de una manera u otra, dejan su huella energética.
Por otro lado podemos tener “Entidades” que limpiar en nuestra casa. La presencia de energías perturbadoras en las viviendas es más común de lo que se piensa, y causa a sus inquilinos desequilibrios físicos, emocionales y mentales, incluso, en casos excepcionales, cierto miedo ante fenómenos extraños que no tienen explicación aparente. La mayoría de las veces estas energías pasan desapercibidas porque creemos que no son especialmente molestas o porque nos acostumbramos a esa “convivencia energética”, pero sin lugar a dudas son perjudiciales para nosotros.
Por descontado, este tipo de energías son mucho más frecuentes en edificios antiguos donde se han vivido multitud de acontecimientos, e incluso a veces están construidos sobre edificaciones más antiguas donde se habían ubicado camposantos, monasterios o conventos. Una vez realizado el trabajo el resultado es evidente, recobrando los residentes su estabilidad y armonía natural.
Toni Mora
Sanador Bioenergético
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