Dejando atrás el Ciclo de la Primavera, donde la eclosión de luz, color, olor y en la que la manifestación de la vida está en su máxima expresión, nos vamos adentrando y nos vamos preparando para el nuevo Ciclo, el Solsticio de Verano.

El Solsticio de Verano, es la época del año en que el Sol, en su trayectoria, se halla sobre uno de los dos trópicos, dando lugar a la máxima desigualdad entre el día y la noche. La inclinación de la Tierra en el Hemisferio Norte, está más cerca de Sol, mientras que en el Hemisferio Sur, esta se encuentra más alejada del Sol (solsticio invierno). Este fenómeno tiene lugar entre el 21 y 22 de junio.

Dejando atrás el Ciclo de la Primavera, donde la eclosión de luz, color, olor y en la que la manifestación de la vida está en su máxima expresión, nos vamos adentrando y nos vamos preparando para el nuevo Ciclo, el Solsticio de Verano.

El Solsticio de Verano, es la época del año en que el Sol, en su trayectoria, se halla sobre uno de los dos trópicos, dando lugar a la máxima desigualdad entre el día y la noche. La inclinación de la Tierra en el Hemisferio Norte, está más cerca de Sol, mientras que en el Hemisferio Sur, esta se encuentra más alejada del Sol (solsticio invierno). Este fenómeno tiene lugar entre el 21 y 22 de junio.

Nuestros ancestros eran plenamente conscientes de la dependencia y necesidad de la Madre Naturaleza y basaban su vida en la observación de la misma. En el solsticio, la disminución de la luz era evidente y el temor de no volver a ver la Luz del Sol, les hacía temer por su supervivencia. Así empieza la historia de los rituales de fuego, encendido de hogueras y antorchas, como símbolo de la luz que ilumina la oscuridad.

Los inicios de rituales tienen un sentido claro, que tiene que ver con las peticiones derivadas de sus necesidades, por tanto a través de sus Rituales, realizaban esas peticiones con plegarias, rezos, oraciones y bailes alrededor del fuego, sin olvidarnos de la necesidad de purificación y protección sobre sus miedos premonitorios con el claro objetivo de ritualizar, no solamente el agradecimiento del dar y recibir sino, siendo también, conocedores de sus vínculos indisolubles con la naturaleza y su necesidad de adorar al Astro Rey, El Sol.

La celebración del solsticio de verano con hogueras, tiene sus orígenes en las antiguas tribus germánicas, eslavas y Celtas en Europa. Para los Celtas era su fiesta estrella, la más importante y en la que invertían más energía y también en la que más se derrochaba, puesto que se festejaba en la época del año de mayor abundancia. La Diosa Madre, en su apariencia de Reina de la Abundancia, se encuentra simbólicamente embarazada de una exuberante cosecha, mientras que el Dios Bel o Belenos, su esposo y fecundador, está en el ápice de su virilidad y se muestra en el aspecto de Sol Supremo

En diferentes lugares de España, sobretodo en el Mediterráneo, la Celebración de San Juan, que se celebra alrededor de grandes fogatas, quemando lo que ya no nos sirve, lo viejo y de lo que nos queremos desprender, es un momento de purificación, limpieza y depuración, quemamos y nos deshacemos de las actitudes que limitan nuestra personalidad, para poder renovarnos y así poder abrir nuestra Energía al Nuevo Ciclo de Recolección, recogida, prosperidad, abundancia y fecundidad. Así pues, estamos preparados para recibir la intensidad del verano y a ser capaces de recibir todo lo invertido en otras estaciones, llegan las cálidas temperaturas y las flores se nos muestran en su máxima expresión.

Los solsticios están cargados de magia y nos abren a portales energéticos, en los que podemos sentir la energía de cada estación del año.

Así nuestra rueda anual, como la rueda de nuestra carta astral, es cíclica, circular, sin principio, sin fin…. Poseyendo a cada signo de la energía que corresponda, según su calidad.

Y entramos en la energía del Solsticio de Verano, que va de la mano con la entrada del Sol en Cáncer el 21 de junio, nos prepara para recibir y nutrirnos de la madre naturaleza, con su intensa luz, su intenso calor y con profundos baños purificadores y reparadores. Días después, el 23 se celebra la fiesta más pagana.

La Luna, Regente del Sol en Cáncer, nos conecta directamente con la madre naturaleza, con sus cuidados y su protección. Nos envuelve y nos da cobijo con su manto de nutrición profunda para todos. Signo intuitivo, sentimental, comprensivo, empático, reservado, hogareño, familiar, buen comedor y mejor cocinero.

Momento de relajarse cerquita del agua, disfrutar de los nuestros, de nuestro hogar, momento de buenas comidas, reuniones con amigos, refugiarnos en la lectura, en definitiva, disfrutar y descansar.

Así es que todavía en el siglo XXI, el hombre sigue Ritualizando esta festividad, convirtiendo este cambio cíclico de la naturaleza, en Celebraciones para dar la Bienvenida al Verano.

Especialmente arraigada en España, Portugal (Fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus), Estonia (Jaanipäev) y Reino Unido (Mindsummer). En América Latina, Brasil tiene las Cestas Juninas; en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Venezuela y Puerto Rico, San Juan Bautista es el santo patrono de San Juan de la Maguana, en la República Dominicana, cuya fiesta se celebra del 15 al 24 de junio.

En China, la ceremonia de solsticio de verano celebraba la tierra, lo femenino y las fuerzas del yin.

El desfile más grande del solsticio de verano en América del Norte se llevó a cabo en 1974, en Santa Bárbara, California

¡Demos la Bienvenida al SOLSTICIO DE VERANO…!
¡FELIZ VERANO…!
¡Bienvenido Sol en Cáncer..!

Susana Muñoz
Terapeuta y Astróloga, Consultas presenciales y Skype.
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