En el día a día vivimos tantas circunstancias estresantes que incluso es muy normal estresarnos por anticipado, sin conocer los detalles del desafío al que supuestamente hemos de enfrentarnos. Somos capaces de vivir en situaciones de estrés al margen de cualquier circunstancia. La imaginación es más que suficiente para generar toda clase de estados de ansiedad y nerviosismo generalizado. Vivimos el estrés y el auto-estrés como uno más de los muchos hábitos de la vida cotidiana.
Una manera típica de sumergirnos en la vorágine cotidiana es recibir presiones de nuestro entorno y alimentarlas con pensamientos y comportamientos que favorezcan su aparente gravedad: hacer más de lo necesario, ser más eficaces, más rápidos, convertirnos en seres multitarea, evitar premiarnos por miedo a relajarnos, imaginar peligros inexistentes, sentirnos culpables por no ser perfectos, etc. Creemos que la vida es una amenaza y hay que estar preparados para lo peor, aunque no se sepa ni identificar la amenaza ni calibrar sus consecuencias.
Muchas veces soñamos con que llegue el periodo vacacional para relajarnos y lograr crear un espacio de disfrute y felicidad. El problema es que cuando hemos habituado nuestra mente a vivir en el peor de las realidades, ni el más relajante complejo vacacional puede lograr mejorar la calidad de nuestros pensamientos. Allá donde vayas tus pensamientos te seguirán.
Algo muy útil que podemos hacer es cambiar nuestro modo habitual de percibir las circunstancias que consideramos estresantes, mejorando la calidad de nuestros pensamientos y evitando el estrés haciendo uso de tres recursos: la elección, la congruencia y el desafío.
La elección: Cuando una persona es capaz de elegir qué hacer en la vida, también tiene el control de su vida, se trata de saber equilibrar y armonizar los recursos personales con la dificultad del desafío.
Probablemente has tenido experiencias en las que estabas concentrado en una actividad y abstraído de lo que ocurría a tu alrededor; suponías que habían pasado diez minutos y al comprobarlo te dabas cuenta de que habían sido varias horas.
En su libro “Fluir” Mihaly Csikszentmihalyi describe el “fluir” como un estado en el que se tienen sentimientos de goce y de implicación profunda. Es un estado de concentración tan profundo que es equivalente a estar absolutamente absorbido por una actividad.
Este estado puede generarse y no sólo depende de la casualidad. La mayoría de las condiciones de “fluir” implican un equilibrio entre retos y capacidad:
- Cuando el reto es superior a la capacidad sentimos ansiedad
- Cuando la capacidad es superior al reto lo que sentimos es aburrimiento y frustración
En el “canal del fluir”, la actividad que hemos emprendido constituye un reto, pero confiamos en que nuestras habilidades son suficientes para afrontarlo.
La congruencia: Se trata de que lo que hacemos esté en armonía con lo que deseamos. La actividad desempeñada ha de estar adecuadamente alineada con el deseo del individuo de saber dar sentido y significado a su vida, en caso contrario se produce desmotivación y desgana en nuestro comportamiento. El simple hecho de sentirnos incómodos en una determinada situación ya es síntoma de que algo está fallando.
El desafío: Hay que visualizar los resultados deseados acorde con las oportunidades recibidas y creadas. Los hechos carecen de significado objetivo y pueden significar aquello que queramos y que mejor se adapten a la calidad de vida de sinceramente deseamos.
Tengamos presente la presuposición que dice que no hay fracasos, sino resultados. Los hechos son las oportunidades que nos ayudan a avanzar hacia lo que queremos. Cuando llegues a resultados, satisfactorios o no, puedes preguntarte:
- ¿Para qué me está sucediendo esto? (¡Ojo! No ¿por qué?)
- ¿Qué es aquello que puedo aprender de esta situación?
- ¿Cómo podría convertirse en un desafío útil y motivador?
Analiza ahora cómo es tu Canal de Fluir:
- ¿Hay algo que recuerdes haber realizado que te mantuviera en el canal del fluir?
- ¿Cuál pudo ser tu estrategia para alcanzar ese fluir?
- ¿Cómo te sientes? ¿Qué te dices en ese momento?
- ¿Hay algo que desees conseguir para lo cual te sería útil mantenerte en ese estado?
- Si el tiempo o calendario del que dispones es un problema,
- ¿Hay alguna forma de modificar los requisitos de tiempo?
- Si la tarea se presenta, en principio, como inabordable,
- ¿Hay alguna forma de dividir la tarea de tal forma que en cada parte haya un equilibrio entre reto y habilidad?
- Por el contrario, si la tarea se presenta como demasiado aburrida,
- ¿Hay alguna forma de incrementar el reto cuando nos hallemos ante una tarea aburrida?
- ¿Conoces a alguien que pueda servirte de referencia sobre cómo fluir?
Habla con esa persona y aprende.
“Nadie es perfecto, pero cualquiera puede llegar a ser maravilloso. Aprovecha con gratitud esta posibilidad que te ofrece la vida”
Víctor Ramos Ibarra
Master en Coaching Personal con Certificación Internacional
Director de Formación Coaching Online
www.formacioncoachingonline.com