La Macrobiótica y las enfermedades de origen psico-emocionales

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Al abordar las enfermedades, según el enfoque macrobiótico, siempre habrá que tener en cuenta las dos posibles causas de estas:

  • Origen Yang: Físico, orgánico, fisiológico = enfermedades físicas
  • Origen Yin: Mental, emocional, vivencial = enfermedades mentales

Desde hace milenios, la cultura taoísta y su medicina correspondiente, saben de la estrecha e íntima relación entre emociones y órganos. Esto está ampliamente estudiado y verificado por la medicina tradicional china, y confirmado por la macrobiótica.

Así, por ejemplo, si usted mantiene durante un cierto tiempo una gran ira, odio o cólera, contra alguien, se verán afectados negativamente sus órganos y sistemas fisiológicos relacionados con la energía madera, es decir, el hígado y la vesícula biliar, pero igualmente los tendones. Ligamentos, nervios, órganos genitales externos (vulva – pene) así como la vista.

Esa emoción nefasta, al igual que la frustración, la irritabilidad permanente y el resentimiento, acabaran dañando uno, o varios, de los órganos señalados y entonces aparecerán los síntomas de la enfermedad somática.

Obviamente, mientras usted mantenga su estado emocional alterado, ninguna intervención médica, ni tratamiento alternativo, logrará curar, por ejemplo, su hepatitis. Sólo le proporcionará alivio sintomático, pues la causa desencadenante es una emoción “inflamada”, una “coleritis”. Coleritis, hepatitis… ¿Entiende la relación?

Afortunadamente, usted es una persona equilibrada y se niega a cobijar esos sentimientos tan nefastos, ¿verdad? Déjeme señalarle, sin embargo, que dentro de ese “pack” de emociones y estados anímicos que amenazan la buena salud de la “familia” Hígado-vesícula biliar-etc., también se encuentran… ¡los celos! Sí, los celos y sus reacciones analógicas o equivalentes. Sí, esa desconfianza permanente que usted siente, por ejemplo, hacia sus superiores de trabajo e incluso compañeros¡¡ Sí, esas sospechas enfermizas hacia su pareja, en cuanto se fija o le sonríe a cualquier persona del mismo sexo que usted!! Sí, esa envidia “cochina” que no puede reprimir en cuanto a logros y posiciones sociales obtenidos por algunos de sus vecinos, amigos o incluso familiares¡¡Qué injusto, piensa usted. Es totalmente inmerecido y esas personas le sacan de quicio, ¿no? Literalmente, le “comen” el hígado!! No se engañe, son sus celos los que corroen y están devorando a su hígado….

Manteniendo estas emociones y pensamientos negativos durante años, ¿Qué habría de extraño si le detectaran, de “repente” una enfermedad hepática? ¿O cálculos en la vesícula? ¿Cómo dice? ¡¡Ya se la han extirpado!! ¿Qué tendría de raro si padeciera una rigidez muscular, de algún nervio inflamado, de infecciones genitales repetidas, de conjuntivitis u otro trastorno ocular? Para mí, como consultor macrobiótico y conocedor de esta relación órgano-emoción, mente-cuerpo, lo vería bastante lógico.

Este mismo principio se aplica, por supuesto, a todos los demás órganos, con sus emociones correspondientes y energías específicas, fuego, tierra, metal y agua.

Por lo tanto, cuando en un paciente no hay curación, después de un tiempo razonable de tratamiento macrobiótico con alimentación, higiene y estilo de vida conveniente, el terapeuta debe sospechar la existencia de una emoción dañina como telón de fondo de la enfermedad.

Tal vez sea su caso y usted haya vivido un “shock” emocional como consecuencia de un acontecimiento repentino, una vivencia traumática que no pudo gestionar correctamente, que no fue “pacificada” interiormente. Eso le ha producido un fuerte estrés a nivel psíquico. Ha provocado una herida especial. Una herida del alma ¡¡Cómo no se va a reflejar este daño en su cuerpo!! ¡Se tiene que reflejar para que podamos curarlo!

Por suerte, nuestro cerebro está diseñado para poder solucionar cualquier tipo de agresión sentimental. Sus diferentes partes están capacitadas para responder eficazmente a todos los impactos vivenciales.

Pero para que esto se pueda cumplir, serán indispensables unos cambios, unas modificaciones a nivel de órganos y sistemas fisiológicos. Para recuperar la salud, los cambios internos y externos son obligatorios, es una ley biológica de reajuste, que se aplica a todos los seres vivos, humanos, animales, vegetales… Felizmente, usted pertenece a alguna de estas categorías.

Lo que no cambia desaparece, esta es la ley. Si usted padece una enfermedad grave y no acepta cambios importantes en su vida, ¡¡lo mejor es que desaparezca!! ¡Usted sufre de una terrible enfermedad y se niega a comer arroz integral con umeboshi porque no le gusta!

Así y todo tiene suerte. Su cerebro respeta esta ley bio-lógica, o sea, de “lógica vital” y va a poner en marcha esos procesos de cambio, alterando la estructura o la función del órgano más adecuado, con el fin de resolver el problema presente ¡¡Y bendito sea, lo hará, que a usted le plazca, o no!!

Desde la filosofía macrobiótica, ¿En qué consistirán concretamente esos cambios fisiológicos? Es muy sencillo, tanto en las estructuras, como en las funciones, las mutaciones sólo pueden ser de índole Yin o Yang. Entonces, tendremos las 4 posibilidades siguientes:

  • Cambio de estructura Yin: A nivel de células y tejidos anatómicos se desarrolla un proceso de expansión, de crecimiento, de proliferación, para aumentar la capacidad física del órgano implicado. A este fenómeno la medicina convencional lo denomina “tumor – cáncer”
  • Cambio de estructura Yang: Aquí, las células y los tejidos se contraen, merman, se destruyen con el fin de disminuir el tamaño físico del órgano. Para la medicina alopática, esto se llama “ulceración – necrosis”
  • Cambio de función Yin: A nivel de actividad fisiológica, el órgano seleccionado experimenta un proceso de ralentización, de freno, produciendo y emitiendo más lentamente y en menor cantidad, sustancias que le son específicas: Líquidos, sangre, hormonas, etc.… El órgano se encuentra en “hipo funcionamiento”, hay carencia y escasez.
  • Cambio de función Yang: La actividad se acelera, se incrementa y se produce más rápidamente y en mayor cantidad las funciones adecuadas: Presión arterial, peristaltismo intestinal, jugos gástricos, aumento de la libido, etc.… Estamos frente a una situación de “híper funcionalidad”, hay plétora, exceso.

Debemos comprender, claramente, que todo este proceso lo controla nuestro cerebro. Él decidirá cuál de estas cuatro situaciones es la más oportuna para ayudarnos a resolver es estrés emocional generado. Él, pondrá en marcha el “programa” conveniente que se llevará a cabo.

El sinóptico siguiente resuelve todo el “protocolo”, desde el acontecimiento conflictivo hasta la aparición de la “pseudo” enfermedad.

Desde luego surgen muchas preguntas claves para entender perfectamente este proceso Bio-lógico y maravilloso. Espero tener la ocasión de abordarlas en un próximo artículo, pero también le remito a mis conferencias y cursos sobre la espiritualidad macrobiótica.

Biotiful Natura

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