La importancia de la Intención en el trabajo terapéutico

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La intención parece ser algo parecido a un diapasón que hace que los diapasones de otros objetos del universo resuenen en la misma frecuencia”.
 Lynne McTaggart en: “El experimento de la Intención”.

Cuando trabajamos con terapias energéticas como Metamórfico, Masaje Celular o Reiki, una de las cosas que el terapeuta ha de tener muy claro es que no puede implicarse con el paciente sino que debe permanecer al margen de su historia. Eso es muy importante, ya que el trabajo no debe estar influido por nuestro estado mental.

Con esto quiero decir que al realizar los tratamientos no podemos forzar nada pensando que tiene que curarse o cambiar su vida, ni tratar de dirigir la terapia hacia aquello que nosotros consideremos que es lo mejor para él. Sólo debemos actuar como catalizadores, permitiendo que se produzca el cambio, sin una expectativa.

Hasta ahí, más o menos, todos lo tenemos muy claro, pero hay un matiz en todo esto que muchas veces da lugar a malentendidos.

Una cosa es la implicación y otra muy distinta es la intención. Cuando aprendemos terapias lo que realmente queremos hacer es ayudar a las personas a través de nuestro trabajo por lo que ahí tenemos una intención. Sin embargo en algunos casos, a medida que vamos haciendo el tratamiento, puede que la persona no consiga mejorar del problema por el que viene, en ese momento no debemos sentir que estamos fallando, eso sería implicación; simplemente debemos limitarnos a hacer nuestro trabajo desde el desapego, sin expectativas de un resultado, ya que éste depende totalmente del camino que la persona tiene que transitar y, aunque nosotros veamos que está produciéndose un cambio, ella puede no sentirlo así.

En el masaje Celular siempre hablo del trabajo desde el chakra del corazón como la base para que la terapia funcione, por eso es fundamental que el terapeuta entre en un estado de escucha, sin forzar, sin esperar, sólo transmitiendo frecuencias de energía con sus manos. Esto se consigue a través de la meditación activa que nos inducirá a un estado de gran coherencia y, cuando coloque las manos sobre la persona, seré capaz de transmitirle esa coherencia pero sin preocuparme de lo que suceda después, llegará donde deba de llegar. Lo que siempre pongo es una intención de amor profundo que se va a manifestar en el corazón del otro y, durante la terapia, ambos se convierten en “uno”.

Debemos tener siempre presente la gran influencia que todos y cada uno de nosotros ejercemos sobre nuestro entorno, incluso con los pensamientos que son ondas de frecuencia que se transmiten, debemos ser muy cuidadosos. Si entendemos esto, tomaremos conciencia de la responsabilidad que tenemos en todo lo que nos ocurre, ya que somos los creadores de nuestra realidad.

A veces, las personas que acuden a tratamiento, traen consigo problemas que también nos resuenan, es una de las formas en que la vida nos los pone delante para que los solucionemos. Si soy capaz de verlo en mí y aceptar mi responsabilidad en ello, seré capaz de transmitir frecuencias que ayuden al otro a resolverlos.

Hay una parte muy importante de la que se habla menos, es la sanación a distancia; en Reiki se utiliza mucho, también en Metamórfico y en Masaje Celular. Se han hecho muchos experimentos en universidades de Estados Unidos y de países europeos, para demostrar que se produce un intercambio de energía, aunque las personas estén separadas por cientos de kilómetros, han solicitado ayuda a sanadores y chamanes de prestigio para tratar a personas a distancia y cuando éstos envían energía con intención de sanarlas, aunque ni siquiera las conozcan porque sólo saben sus nombres y sus historiales médicos observan, en el que recibe la sanación, cómo cambia su campo electromagnético.

En estos casos es cuando más claramente se ve la importancia de la intención en lo que estamos haciendo, si no tenemos muy claro lo que queremos hacer y hacia quien va dirigido el trabajo, no podrían darse esos intercambios de energía.

¿Por qué se produce esto?, porque todos estamos conectados, y desde el momento en que abro mi corazón para dirigir mi amor y mi compasión hacia la persona a la que quiero ayudar, también esa parte sana en mí y se obrará el milagro de la conexión entre ambos corazones. El resultado posterior ya no dependerá de mí, no puedo implicarme en su camino ni crear expectativas. Cada uno debemos recorrer el nuestro.

Carmen Benito.
Licenciada en Biología.
Directora del Centro de Bioestética Carmen Benito.
www.carmenbenitobioestetica.com

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