Cómo equilibrar nuestro lado masculino y femenino

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El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos. (El Kibalión)

Todos tenemos un lado masculino y otro femenino que nos ayudan a movernos por la vida según lo que queramos manifestar. Este principio es el que mejor nos permite ver la dualidad que domina en todas las estructuras, manifestándose no sólo en el aspecto físico sino también en el mental (son dos los hemisferios cerebrales que recogen y procesan la información) y en el espiritual.

Muchas veces no somos ni siquiera conscientes de qué energía es la que estamos poniendo en movimiento, porque no conocemos en qué nos afecta cada uno de ellos.

En mi libro “De la técnica Metamórfica al Masaje Celular”, cuando hablo de este principio, explico que también la Medicina Tradicional China tiene presente esta dualidad en la representación del Tao a través del círculo que contiene al Yin y al Yang. Cuando la energía está en expansión se habla del yang y de la energía masculina y cuando está en contracción del yin que sería la femenina. Su comportamiento es como el de la luz que se puede presentar en forma de onda relacionado con la expansión (yang) o de partícula que se corresponde con la contracción y la forma (yin). Si además analizamos la representación de ambos, observamos que dentro del yang hay yin y viceversa, lo que demuestra que nada es absoluto y que ambos se necesitan y se contienen.

Por tanto, la energía de los meridianos también se integra en este principio de género y en su equilibrio está la salud.

En la Técnica Metamórfica, al trabajar sobre los nueve meses de gestación de la persona, estamos  también conectando con su “principio de género”, el desarrollo embriológico sucede a lo largo de un período de 10 lunas, la primera comienza en la fecha de inicio de la última regla de la madre que será cuando se limpie el útero y comience a prepararse para que en caso de que el nuevo óvulo sea fecundado pueda anidar correctamente, a los catorce días aproximadamente sale del ovario hacia la Trompa de Falopio donde un espermatozoide (aunque son muchos los que llegan) lo fecundará. Estos primeros días en los que todo está en forma de idea, donde aún no se ha materializado nada, es la etapa que en la Técnica Metamórfica denominamos de “Preconcepción”: aún nuestro potencial de ser lo que queramos está completo, pero dependiendo del óvulo y del espermatozoide que se unan en el momento de la “Concepción” heredaremos unos patrones de comportamiento y unos genes determinados. A ésta última se la vincula con el “Principio del Padre” y todo lo masculino, ya que es el espermatozoide el que tiene que ir al encuentro del óvulo. Psicológicamente lo que más caracteriza a este principio es todo lo ligado a nuestra autoestima, autoridad, voluntad, capacidad de decidir, discernimiento y razonamiento. Si está en desequilibrio pueden aparecer problemas de: inseguridad, debilidad o inferioridad así como autoritarismo, despotismo o sentimientos de superioridad.

Una vez concebidos pasarán treinta y ocho semanas de desarrollo embriológico hasta llegar al momento del “Nacimiento” que se vincula al “Principio de la Madre” (es ésta la que interviene directamente en el parto), y a las cualidades femeninas: el amor maternal, la ternura, el cuidar y alimentar o el darnos a los demás. Si quisiéramos resumirlo sería: “cómo nos relacionamos con todo lo que hacemos amándolo”.

Si de cómo sea el momento de la concepción depende nuestra capacidad de concebir cualquier proyecto, del nacimiento dependerá la de darlos a luz. Los miedos y problemas del momento del parto van a influir de forma inconsciente a lo largo de la vida.

Cuando conseguimos la integración de ambos principios la mente trabajará en paralelo con el corazón, sacando la sensibilidad hacia fuera permitiendo que se exprese.

No es bueno que un aspecto domine sobre el otro, ya que cada uno tiene una serie de cualidades necesarias, el aspecto masculino: estimular y dar energía a la creatividad, y el femenino: generar, llevar a cabo, madurar todo lo que ha concebido el lado masculino para al final sacarlo a la luz.

Al igual que la Técnica Metamórfica el Masaje Celular también ayuda a la persona a equilibrar ambos principios.

En la primera, el principio masculino ya sea en el pie o en la mano se trabaja en la articulación de las dos falanges del primer dedo o dedo gordo y, el principio femenino se localiza en el pie en la zona del talón donde se inserta el tendón de Aquiles, en la mano se trata en toda la muñeca.

Con el Masaje Celular comienzo habitualmente por el coxis, donde se localiza el primer chakra Muladhara, chakra de tierra o raíz, que nos ayuda a enraizarnos, y ahí se trata también el momento del nacimiento, por tanto es la zona relacionada con la madre. El aspecto masculino se ubica a la altura de la articulación del hueso occipital del cráneo y la primera y segunda vértebras cervicales. Ambas zonas de la espalda suelen manifestar muchas tensiones que pueden estar relacionadas con un desequilibrio entre ambos aspectos.

En los años que llevo trabajando con estas terapias, he visto que las personas que han tenido una mala relación con su padre o su madre presentaban muchos problemas de salud. Por tanto el tratamiento puede ayudar también a mejorar la relación familiar.

Elegir qué técnica utilizar va en función de cómo se encuentre el tejido, por ejemplo: si la persona que viene a tratamiento tiene muchas tensiones o dolor en la espalda, le aconsejaré empezar con celular, pero no hay problema, si en un momento determinado, decidimos seguir con metamórfico, ya que se pueden combinar  perfectamente.

Carmen Benito
Licenciada en Biología, diplomada en Terapias Manuales.
Directora del Centro de Bioestética: Carmen Benito.
www.carmenbenitobioestetica.com

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