Biocuántica, la terapia del futuro

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En el colegio nos enseñaban que los objetos sólidos están hechos de moléculas, éstas a su vez, forman unidades más pequeñas llamadas átomos, pero esto sólo explicaría una parte. Por ejemplo, la silla donde estás sentado es sólida.

Ahora bien,  los átomos están formados por partículas más pequeñas “subatómicas” que carecen de solidez (paquetes u ondas de energía e información).

Ahora pensemos lo siguiente, no estamos sentados encima de un elemento sólido sino encima de energía e información cuántica. Si hoy por hoy le preguntáramos a un experto en física moderna, nos diría que en realidad el ser humano es energía informatizada en acción. Es decir, una expresión holográfica del universo entero, lo que parece ser materia sólida es constituida en realidad por partículas vibratorias moviéndose en un gran vacío, con una velocidad tan alta que nos da la impresión de solidez.

Según la ecuación de Albert Einstein (E=mc2 ) sabemos que la energía de un cuerpo en reposo (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz (c) al cuadrado, y realmente puso patas arriba el mundo de la física…

¿Qué es la Terapia Biocuántica?

La biocuántica, lejos de ser una novedad, es una técnica o camino facilitador estructurado en los conceptos más ancestrales unidos al actual y futuro conocimiento de la ciencia. Explicado en pocas palabras, es la forma de llegar desde el alma del remedio al alma del problema.

Por ejemplo, quién le hubiera dicho a un médico en 1925 que 33 años después habría un señor (Ian Donald, 1958) que inventaría el ecógrafo y  que le permitiría ver cómo es una criatura dentro del vientre materno.

Entendemos que, hoy por hoy, hablar de una terapia capaz de poner un conocimiento tan importante y sorprendente puede hacer que se tambaleen los cimientos de cualquier mentalidad cerrada. Pero imaginemos por un momento (para seguir con la explicación tangible sobre lo que es la Biocuántica) que estamos viendo una película de cine, la película está hecha de fotogramas individuales separados por franjas, en la sala de proyección lo que vemos son los fotogramas y separaciones a una gran velocidad de manera que pasa tan rápido que nuestro sentido no puede percibir la discontinuidad y recibimos esa información como un flujo constante, que es la película en sí.

La terapia Biocuántica enseña al terapeuta o facilitador a tener una claridad en la observación lejos de cualquier parámetro o enseñanza recibida hasta hoy, pues se le explica cómo y desde un nivel muy profundo sin que quede en una mera palabra aquella frase de que todo es energía.

La Biocuántica alcanza unos niveles de evolución, en el propio estudio, que ninguna otra fórmula ha podido llegar hasta hoy, de manera que el terapeuta o facilitador aprende a ver la energía como un conjunto o un paquete de información, lleno de más información, mientras que en cualquier otra medicina se ha ido dividiendo el organismo humano por sistemas. En la Biocuántica se aprende a seguir todos y cada uno de los caminos, haciendo del cuerpo un universo y del universo un cuerpo. Muchas de las terapias que hasta hoy hemos podido aprender en el mundo alternativo están demasiado preocupadas por ofrecer diagnósticos ante cualquier patología. La Biocuántica, como bien decíamos al principio, no ofrece un diagnóstico a cualquier patología sino que le ofrece el alma del remedio al alma del problema.

Para aquellas personas eruditas en las terapias alternativas, entrar en el mundo de la Biocuántica, supone desaprender y realizar un reset completo a todos sus conocimientos y comenzando de cero, por el principio o ley básica de la física cuántica que no es ni más ni menos que el ojo del observador. En definitiva, la Biocuántica nos ofrece explicaciones científicas que harán que todo lo aprendido quede obsoleto y fuera de contexto, y esto sólo es el principio de un presente y futuro totalmente cambiante y una evolución muy alejada de los parámetros actuales de cualquier terapia.

Cuando al principio de este artículo hablábamos de que la Biocuántica acerca a algunos de los principios ancestrales, no nos referimos precisamente a lo aprendido desde el pasado hacia el presente; más bien ofrece una visión cuántica del pasado ancestral hacia el futuro por venir.

Aquel terapeuta o facilitador que esté realmente interesado en acercar el alma del remedio hacia el alma del problema, comprenderá y entenderá rápidamente estos conceptos de los cuales hablamos en éste artículo, de manera que, como bien dice la ley de la física cuántica, el ojo del observador es el que variará de forma primordial cualquier resultado, sobre todo aquello que le rodea.

“El ser humano no tiene que ser considerado como una materia animada por energía. Es la energía que preexiste a la materia y que orienta la materia hasta el fenómeno vital”.
(Lin Tch’ou).

Prof. D. Juan Carlos Cofrades
Máster en Neuropsicología e inteligencias múltiples.
Máster en Naturopatía y Máster en Dietética y Nutrición.
Investigador y docente de Biocuántica en Europa y Latinoamérica.
www.quantumspain.es/formacion

 

 

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